LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

sábado, 14 de abril de 2012

PESCA Y MEDIO AMBIENTE
Consumo responsable


La prueba documentada, verificada y demostrada de que los recursos naturales son finitos está en el mar. Las capturas mundiales de productos marinos empezaron a crecer en 1950 y se estabilizaron hacia 1995, cuando se llegó a los 90 millones de toneladas anuales. Ahí siguen desde entonces, un año tras otro y sin remedio. (Informes SOFIA de la FAO)

Por más que se explore hasta el último rincón de los océanos. Por más que las flotas aumenten en número de buques, potencia, tecnología y eficiencia, la cifra ha seguido inmutable: 90 millones. El océano ha mostrado sus limitaciones. En 2012 no estamos en disposición de aumentar las capturas, sino en hacer lo posible para que no desciendan y nos quedemos (comercialmente) sin peces hacia 2050. Una posibilidad contemplada por algunos biólogos marinos. 

Nosotros, como consumidores, podemos hacer mucho por los océanos cambiando nuestras prácticas frente a los mercados que nos imponen una docena de especies y que han llevado al 70% de los caladeros mundiales (80% en las aguas europeas) a situación límite. He aquí unos consejos de consumo responsable, a la luz de los últimos datos de la FAO.

Renunciar a comer atún rojo en cualquiera de sus formas
es hacer un favor a uno de los peces más amenazados del mundo

 y a la sostenibilidad de la pesca

Especies en peligro que no deben consumirse 
Atún rojo procedente de cualquier mar y océano. Está en peligro y la moda de comer pescado crudo los está aniquilando. Su comercio internacional está controlado, al 70%, por la multinacional Mitsubishi.
Bacalao, comercialmente agotado en aguas de Groenlandia y Canadá. Se puede consumir el de Islandia pero con gran moderación. Los bacalaos que hoy se capturan son una caricatura de la especie. Como media, en el año 1900 los bacalaos median un metro y pesaban 12 kg. En 1950 medían 80 cm y pesaban 6,5 kg. En 2011 medían 50 cm y pesaban 1,6 kg.
Anguila, en todas sus presentaciones. Es una especie arruinada en España y en Europa por la contaminación de los ríos, las capturas de sus alevines (angulas) y los obstáculos que ponemos en los cauces  que dificultan su reproducción.
Peces de profundidad, atrapados por arrastreros que, en ocasiones, arrasan los arrecifes de coral de profundidad. Especialmente, rechazar el Alfonsino (también conocido como Pez rey, besugo americano o palometa roja) y también el Pez reloj o Perca anaranjado.  



El pez reloj. Las especies de profundidad alcanzan edades muy avanzadas
crecen muy lentamente y se reproducen con dificultad. Son pesquerías extremadamente frágiles
El Alfonsino o Pez Rey se ha puesto de moda y se ofrece en restaurantes. 
Su pesquería se asocia a la destrucción de los arrecifes de coral de grandes profundidades. 

Especies a evitar en la medida de lo posible
Salmón salvaje del Atlántico, pez espada (son pequeños, están sobrexplotados y contienen demasiado mercurio), gambas tropicales y jurel (está bajando deprisa su población atlántica). Evitar consumir sargo (jargo). ¿Por qué?
El sargo es un pez de roca costero. Las poblaciones están muy castigadas al ser ofrecido por los restaurantes en el lugar que antes ocupaban la dorada y el besugo salvajes. El hábitat del sargo, cuevas submarinas costeras, está siendo ocupado por el pez ballesta tropical. Una vez que los nichos y hábitats del sargo son invadidos por los ballesta, una especie particularmente agresiva, la recuperación de las poblaciones de sargo puede ser muy difícil.

Especies a consumir de forma espaciada
Por su contenido en mercurio y por mujeres embarazadas o con recién nacidos lactantes, hay que tomar precauciones con los túnidos, ya sean frescos o congelados y de tamaño superior a un metro. También puede haber mercurio en la carne de tiburón (cazón en adobo y rosada), en el pez espada (Emperador), en el marlín y en los escolanos. Algunas de estas especies, además del mercurio pueden acumular otros metales pesados. Evitar, en el caso de los grandes túnidos, consumir el último tercio del cuerpo (la cola), donde se suele acumular el mercurio. Con las latas de atún blanco no hay problema, ya que se suelen enlatar túnidos pequeños (melvas, listados, patudos...) que no han tenido tiempo de acumular el metal.

Buenas prácticas de consumo responsable.
-  Visitar en la web las páginas de SLOW FISH. Están también en español.
-  Comprar peces locales y del día procedentes de la pesca artesanal.
-  Comprar las tallas adecuadas, nunca peces pequeños.
- Comprar las especies fuera de sus épocas de reproducción, para no entorpecer su recuperación. Esto puede resultar imposible, como en el caso de la anchoa del Cantábrico. En este mes de abril, es recomendable no consumir Sepia (Jibia), ya que es su temporada de reproducción y merodea por aguas de poca profundidad, siendo atrapada con facilidad.

PESCA Y MEDIO AMBIENTE
La pesca pirata


Era otoño de 2005 y rodábamos en Londres para un documental de la BBC titulado "El saqueo del océano". Para hacer entrevistas a responsables del Banco Mundial y de WWF, el equipo de rodaje se desplazó al Imperial College donde se celebraba una reunión internacional sobre pesca pirata. Para entendernos: gente que se dedica a pescar sin licencia, sin permisos, donde y cuando les da la gana. Gente que roba recursos en las aguas de los más pobres. Sin hacer mucho ruido entramos en el aula magna por un pasillo lateral y plantamos el trípode en plena conferencia.


Sobre el escenario, un ponente mencionaba reiteradamente la palabra "Las Palmas" y nosotros prestamos atención, porque algo de inglés sabemos. Aseguraba, con voz monótona, que Las Palmas de Gran Canaria era el mayor y casi único puerto de desembarco y de entrada de pesca pirata de Europa. Que era lamentable que un país comunitario, como "Spain", permitiera deambular por sus muelles a piratas que robaban el pescado a los más pobres. Al descubrir la cámara, el ponente se animó y puso más energía en su acusación, porque hay que agradar a los medios de comunicación.


El puerto de Las Palmas, en el ojo del huracán de la pesca pirata
durante demasiado tiempo.

Nuestro cámara, con un ojo incrustado en el visor y el otro cerrado, era una estatua. El ayudante de sonido mantenía la percha en alto y se miraba las uñas. Una guapetona señora del África occidental, revestida con uno de esos preciosos trajes de colores vivos, me dio un tironcillo del pantalón y sonrió, diciendo: "¿La televisión de lespañe?"  "No madame, la televisión del mexique", respondí entre dientes. 

La pesca ilegal, no comunicada y no regulada (IUU), es un azote para los recursos marinos y una tragedia para el mar. Resulta casi imposible de controlar en mar abierto ya que actua en aguas de países con reducidos medios de represión. Pero se puede atajar en los puertos de desembarco, instalando rigurosos filtros aduaneros sobre todo buque de pesca o buque frigorífico sospechoso. En el año 2000, un informe de la FAO denunciaba al puerto de Las Palmas como "el mayor puerto de desembarque conocido en el Atlántico de la pesca IUU". En el año 2002, España se incorporó a la lucha contra estos depredadores, unida al resto de los estados miembros de la Unión Europea, con un Plan de Acción derivado de la Comunicación comunitaria COM(2002)180 final. 


Un pesquero identificado como pirata

En 2005, mientras nos retirábamos discretamente de aquella sala de Londres acarreando nuestros bártulos, pude escuchar al ponente decir que los esfuerzos de las autoridades españolas eran insuficientes, con sólo  2 ó 3 inspectores para supervisar el desembarco de unas 400.000 toneladas anuales de productos marinos. Decía que, en Las Palmas, si bien se llegaba a evitar la entrada de pesca ilegal a Europa, se "toleraba" o quedaba fuera de control el pescado pirata que circulaba desde Canarias hacia países árabes o asiáticos. La razón era que Las Palmas tenía el estatus de Puerto Franco. Y ya se sabe que esos atípicos espacios de "excepción" son para hacer alegremente en ellos lo que es delito en otros. Como ese Eurovegas que tanto gusta a unas señoras que mandan en Madrid. 


En 2010, buques de pesca controlados por armadores españoles se vieron involucrados y denunciados por pesca ilegal. En abril de 2011, en Las Palmas se confiscaron 1.100 toneladas de pulpo, calamar y lenguado ilegales, llegados en pesqueros asiáticos y valorados en 4 millones de euros. En marzo de 2012, un atunero español era detenido en Mozambique por pescar en sus aguas sin licencia, imponiendo una multa de 1,2 millones de euros. Ahora, las cosas están más controladas en Las Palmas, pero la pesca pirata continua ya que el pescado escasea y vale más cada día.

martes, 10 de abril de 2012

LA ÚLTIMA MAJADERÍA CON EL AGUA
¡Ahi va!,...¡Las desaladoras!

Con tanta crisis nos habíamos olvidado de las desaladoras mediterráneas. Normal... en el fondo no son nuestras. Pagadas por los Fondos estructurales y de cohesión de la Unión Europea (hasta el 85% de subvención), nos importaban poco ¡Para desaladoras estamos ahora!. Pero los verdaderos dueños, los europeos del norte que las han estado pagando con su IVA, no las tenían olvidadas y nos han llamado a capítulo. Dicen que nos han mandado ya 1.500 millones de euros para hacer desaladoras. Nosotros, respondemos que llevamos gastados 1.664 millones, pero resulta que hemos hecho mal los números y nos faltan 700 millones más. 

Unos señores de Murcia, bien situados,  han dicho que lo mejor es vender a  los árabes esas desaladoras pagadas por los alemanes y que ya no valen para nada. Los alemanes se han mosqueado una barbaridad y le han echado una bronca bíblica al ministro del ramo. El señor ministro, que es muy valiente, se ha puesto el hábito de nazareno en el ánimo. Cubierto de ceniza penitencial, ha peregrinado al Banco Europeo de Inversiones en cuya ventanilla le esperaba una vicepresidenta ex-ministra, socialista y gaditana, para pedir prestados unos 500 millones. Se los ha dado. Con ellos promete terminar las desaladoras "alemanas" que buenamente pueda. Todo muy dantesco. Porque lo que se cuece en las áreas surorientales de la península suele ser así de truculento.


Bastidores con racks para ósmosis inversa
en la desaladora de Carboneras. Durante años, esta potente desaladora (inaugurada por D. Jaume Matas  siendo ministro de Medio Ambiente), tuvo grandes retrasos de procedencia externa,
a cuenta del tendido de las tuberías previstas para la distribución del agua

Una penosa historia

Hace ya un tiempo filosofaba con un amigo, también socio en temas de política ambiental, que el sistema económico mundial siempre fue una pugna entre dos variables: el capital y el trabajo. Pero que el siglo XX inauguraba una Era donde, a esas dos variables, se añadía por primera vez una tercera: la variable del medio ambiente y los recursos naturales. Este tercer factor era una bomba muy gorda que, más tarde o más temprano, haría saltar por los aires nuestros esquemas económicos. El caso del agua en la España seca es un buen ejemplo.

Año 2001. España va bien. En el árido sureste se afianza un modelo de especulación inmobiliaria, corrupción, sobreconsumo y conflictividad. La caricatura de la vorágine constructora que empieza a inundar España está en Murcia. En medio de la sequedad, se proyectan miles de viviendas inmersas en extensos Resorts cerrados y destinados a estabular a miles de británicos jubilados. La región ya sufre una sobreexplotación de agua, con extracciones ilegales y bajos costes del recurso. En todo el sureste se practican, artificialmente, cultivos no adaptados al medio. La urbanización es galopante y cubre una franja de 15 kilómetros paralela a la costa. Se planifican autopistas, aeropuertos, complejos comerciales, campos de golf, parques temáticos, puertos deportivos,...

La moderna desaladora de Torrevieja, de alta tecnolgía española, paralizada
por el enfrentamiento con las administraciones locales y regionales a cuanta de
las conexiones con el exterior (agua potabilizada y rechazos de salmueras)

Para todo eso se necesita agua, mucha agua, y se propone el Plan Hidrológico Nacional 2001. La base del Plan es un trasvase de 1000 hm3/año desde el Ebro hasta el sureste. Se enciende una guerra entre regiones. La Unión Europea desiste financiar el trasvase del Ebro con sus Fondos. No lo ve claro, y sin el dinero europeo el Plan se viene abajo. En 2003 llega otro gobierno, dispuesto a atender las demandas del sureste y su modelo insostenible. En vez de trasvase les propone desaladoras. Pero esas regiones, que se han quedado sin el trasvase y con gobiernos de signo político diferente, están berreonas y no quieren desaladoras. Es otra guerra, esta vez de mentiras, pellizcos y zancadillas administrativas.

Año 2008. España no va bien. El modelo urbanístico se derrumba y ya no hace falta tanta agua. Los promotores no venden un ladrillo. La construcción de desaladoras se detiene. Las pocas plantas terminadas están atascadas, funcionan bajo mínimos y no son rentables, salvo si suben el precio del metro cúbico a unos agricultores (regantes, se llaman) acostumbrados a pagar precios ridículos. Llega, atronadora, la Directiva Marco del Agua obligando a repercutir todos los costes del agua, incluidos los ambientales, en el usuario final. Mal porvenir.

Una urbanización murciana escacharrada

Año 2012. España va peor. La desalación había sido una huída hacia delante. No era cuestión de trasvase sí, trasvase no. De desaladoras caras o baratas. El error era mucho más profundo. No se habían tenido en cuenta el medio ambiente y los recursos naturales. Se empujaba un carro lleno de ladrillos, en lugar de lleno de I+D+i. Ya casi nadie habla del trasvase, pero los alemanes están con un cabreo de mil demonios y exigen que esas desaladoras se completen. No es de extrañar que un alto cargo de la Comisión Europea diga que no entiende lo que pasa con España. Pero Vds, inteligentes lectores, seguramente lo saben.

domingo, 8 de abril de 2012

SOMOS LO QUE COMEMOS - 1
El veneno nuestro de cada día

En algunas localidades alemanas, los supermercados llevan una lupa incorporada al asa del carrito. Explican, que al ser establecimientos adaptados a personas de edad avanzada, colocando el paquete escogido bajo el cristal de aumento pueden saber qué demonios están comprando. Incluso se pueden permitir el lujo de leer las etiquetas y descubrir cómo se llama la pequeña dosis de veneno que les toca tragarse hoy. Lo de la lupa debería extenderse a todos los mercados de la Unión Europea y del resto del orbe.

Al margen de los aditivos y pócimas autorizadas, toleradas y/o consentidas, hay dos que jamás figurarán en las etiquetas de nuestra comida. La primera de ellas se llama Bisfenol A y es un compuesto de la química orgánica del tipo "estrógeno sintético". Se usa en la fabricación de los Policarbonatos (PC), esos plásticos duros y transparentes que, por ejemplo, recubren los faros de los coches o hacen de parabrisas en las motos. Por desgracia, el Bisfenol A es un "perturbador endocrino" y está presente en los plásticos de las botellas de agua y refrescos, en biberones para bebés, en chupetes, en recipientes que metemos en el microondas o recubriendo el interior de muchas latas de conserva (recubrimiento epoxy).


Carrito del super adaptado para leer las etiquetas
 con letra diminuta

Sometido a temperaturas elevadas, o en contacto con materias grasas, el Bisfenol A puede emigrar del plástico a las bebidas y alimentos que ingerimos. Las primeras en dar la voz de alarma fueron las autoridades de Canadá, al prohibir el uso de policarbonatos en la fabricación de biberones infantiles. Era el año 2008 y los canadienses justificaron la medida en que el biberón era de uso diario y el plástico se calentaba varias veces al día. 
  
En Europa no hubo una reacción hasta la Directiva 2011/8/CE, que prohibía la fabricación y venta de biberones en policarbonato (PC Código 7), dando un margen de escasos meses para la transposición de la Directiva a las legislaciones nacionales y fijando el mes de junio de 2011 para erradicar completamente el producto. A pesar de la medida, en esta primavera de 2012 sigo viendo a madres y padres que han conservado sus "perturbadores endocrinos" en forma de biberón y se los siguen enchufando a sus bebés.


Los bebés son los más expuestos 
al Bisfenol A, a través de biberones 
fabricados en policarbonato y
 y calentados en el microondas varias

 veces al día. Con la temperatura, 
el bisfenol A pasa más
facilmente a la leche. 


La segunda pócima que se nos cuela bajo la piel son los phtalatos o ftalatos. Se trata de ésteres que proporcionan suavidad y flexibilidad a los plásticos. Están por todas partes: desde las cortinas de nuestra ducha, hasta las bolsas de suero y los catéteres usados en los hospitales (¡Oh, Dios mío!), pasando por el salpicadero, asientos y recubrimientos de nuestro flamante coche. 

Hay más de 50 tipos de ftalatos y son "disruptores endocrinos", falsos estrógenos femeninos que provocan cancer de testículo, de próstata, de mama, esterilidad masculina, obesidad, endometrosis y pubertad adelantada (niñas que empiezan a menstruar a los nueve años de edad). En nuestros ríos, los ftalatos cambian el sexo de los peces. Está especialmente presente en el plástico PVC (Poliviniloclorado)... ¡Exacto! ¡En sus ventanas de PVC  y en otros 700 productos más!.

La marca triangular que debe aparecer en los recipientes de plástico
 es una guía que evita utilizar los que suponen un riesgo para la salud


En 2004, el Tribunal Supremo de Austria declaró el PVC (Código 3) como un peligro para el medio ambiente por su contenido en ftalatos. Junto con el Bisfenol A, los Ftalatos forman parte de los "Doce sucios" (The Dirty dozen), identificados en el Convenio de Estocolmo (2004). Son doce tóxicos peligrosos y persistentes que dañan el medio ambiente, la salud y el futuro de la humanidad, al causar progresiva esterilidad en los hombres. Sin embargo, los industriales que fabrican ftalatos en Europa cierran filas, cantan sus ventajas y preconizan un uso prudente y responsable de los plásticos.

Como somos los ciudadanos prudentes que la industria desea tener como clientes, paso a enumerar unos consejos de uso responsable de los plásticos, para evitar comerse ftalatos, bisfenoles A y otros disruptores endocrinos que no van a mejorar en nada nuestra dieta.


El mal uso del microondas puede ser una fuente de 
contaminación de alimentos por Bisfenol A y Ftalatos. 
Es recomendable no calentar en ellos alimentos dentro de envases de plástico. 
Y que no se le ocurra volver a meter ahí dentro un biberón de policarbonato

  1. - Deshacerse de los biberones de policarbonato. Si prefiere el plástico, por su ligereza, que sean de polietileno, polipropileno o poliamida, aunque es preferible el cristal. 
  2. - Escoger chupetes enteramente hechos de silicona.
  3. - Si bebe agua mineral de forma diaria, usar la embotellada en cristal.
  4. - Sustituir en la cocina los envases de plástico por vidrio, acero y cerámica.
  5. - No introducir en el microondas envases ni tapas de plástico conteniendo comida.
  6. -Preferir latas de conserva sin recubrimiento interior de epoxy (esa capita blanca interna). Algunas marcas ya las ofrecen.
  7. -Comprar en lo posible comida fresca y no abusar de alimentos retractilados con film transparente, sobre todo si son grasientos (la grasa es un buen disolvente).
  8. -No guardar en la nevera durante mucho tiempo la comida en recipientes de plástico.
  9. -Leer las etiquetas de los cosméticos y productos de baño para comprobar si contienen Butylparabén o Isobutilparabén (son también perturbadores endocrinos).
  10. -Evitar alimentos en cuya etiqueta figuren los conservantes E-214 y E-219. Son parabenes poco recomendables y están siendo analizados por la Unión Europea.
  11. -Evite el PVC siempre que pueda, aunque resulta complicado porque está por todas partes. Escoja la madera o el aluminio para sus ventanas.
  12. -No aspire profundamente y con cara de placer los agradables aromas que desprende su coche recién comprado. Lo más seguro es que se meta hasta el páncreas los ftalatos, empleados como retardadores de ignición y como suavizantes, que se desprenden del lustroso salpicadero y de la tapicería. Si es Vd. varón, puede estar haciendo una escabechina con sus apreciados espermatozoides.
Solo queda desear buena suerte y recordar que, como consumidores, tenemos un formidable poder: nuestro dinero. Es lo único que quieren de nosotros quienes fabrican y nos venden el veneno nuestro de cada día. En otra ocasión hablo de los parabenes en las cremitas de belleza, el "fond de teint" , el "rouge" de los labios y el champú.