LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

sábado, 5 de mayo de 2012


BASURAS Y RESIDUOS
Madrid y su tasa de basuras


Tengo un amigo tan formal y tan cumplidor que parece suizo. Nunca le sorprendí tirando un papel al suelo. Cruza las calles por los lugares correctos y cuando las señales luminosas se lo permiten. Aparca dejando los cinco centímetros recomendados entre sus neumáticos y el bordillo, para que corra la lluvia. Solo le faltaría extender un cartón bajo el motor del coche aparcado para que la gotita de aceite no manche la calzada. Su problema es que no vive en Zurich, sino en Madrid.

Cuando el Excmo. Ayto. de Madrid implantó la Tasa por la prestación del servicio de gestión de Residuos Urbanos (TRU), mi amigo se mosqueó. Durante dos años pagó religiosamente los ciento y pico euros que le adjudicaron. Todo parecía normal, pero la procesión iba por dentro. En su día, cuando su gobierno le dijo que separar los Residuos Urbanos (RU) era cosa de gente europea, él invirtió un dinerillo en adquirir un lote de cubos separadores, de diseño. Al comprobar que los muebles de su cocina no se adaptaban a las nuevas consignas en materia de gestión de RU, amplió el armario de debajo del fregadero y el carpintero (el de las cocinas) le cobró una pasta.


Cada día, separaba concienzudamente cada fracción, llegando al extremo de arrancar las etiquetas de los frascos de mermelada, llevando el papelito al contenedor correspondiente y la tapa de metal al suyo. A punto estuvo de raspar las latas para quitar el recubrimiento interior de epoxy. Se quejaba de que los vidrios no tuvieran contenedores que los separasen por colores, como pasa en Japón.

Mi amigo nunca dudó en usar el juego de sus hijos
para inculcar en ellos la conciencia del "Separareciclar"

Cada noche sermoneaba a los hijos y a la mujer por sus descuidos con los RU. Se ponía de lo más desagradable si veía la tapa de un yogurt en el cubo de orgánicos y, cada noche, salía cargado de diversas bolsas hasta los contenedores de la calle para dejar las cosas donde deben dejarse. Luego, en la cama y antes de apagar la luz, su mujer le miraba con ternura diciendo ¡Ay! Yo no sé qué te pasa últimamente, pero después de sacar la basura te quedas como atolondrado… No estaba atolondrado, sino inmerso en un terrible dilema.

Pensaba que si reciclaba y gestionaba sus RU, después de haber hecho una inversión en logística, si los transportaba y entregaba personalmente en contenedores de empresas privadas que hacen un negocio con ellos (¡son materias primas, chato!), y luego el Excmo. Ayto. de Madrid le cobraba la Tasa, en lugar de pagársela a él, la cosa no le cuadraba.

El paradigma y paraíso del gran reciclador. Aquí se han
olvidado del contenedor de zapatos usados, creando un problema
de conciencia al expropietario de ese par de botines. Por cierto: ¿Para
qué servirá el contenedor de la tapadera rosa?

Una noche, mi amigo depositó en el contenedor amarillo el juego de cubos de colorines que usaba para reciclar. Al acostarse, su mujer le vio sonreír. Ahora tiene un único cubo, esos de fregona, donde va todo mezclado y que descarga en el contenedor de siempre. Dice que la gestión de los RU la haga el Excmo. Ayto. con la Tasa, que para eso la paga. Solo aparta los vidrios, porque teme que alguien se lastime con ellos en las cintas de clasificación de las Plantas de Transferencia. También dice que como en Madrid se quema mucho residuo, los papeles y plásticos de su basura arden que se matan y fabrican más electricidad.
Soy incapaz de convencerle de su terrible error. Si viviera en Suiza ya estaría encarcelado por “sujeto asocial”.

viernes, 4 de mayo de 2012


BASURAS Y RESIDUOS
Un pasito para atrás


Empezamos con unas definiciones
En 1994, la Unión Europea adoptó la Directiva 94/62/CE sobre envases y residuos de envases. Según la Directiva, los estados miembros podían escoger la forma de tratar sus envases usados de dos maneras: la primera, con el clásico sistema de devolver el “casco”. El envase pertenece al consumidor, que ha pagado una pequeña cantidad por él. Una cantidad que recupera al devolverlo vacío. La fórmula se llama SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno). El reciclaje se estimula a través de la economía, ya que nadie suele tirar a la basura algo que vale dinero. Aunque hay gente para todo.

La otra forma se llama Sistema Integrado de Gestión (SIG). Fue la elegida por España, imitando a los franceses por razones que luego comprenderán. Con el SIG, el envase es propiedad de quien lo coloca en el mercado y luego debe hacerse cargo de él. Se trata del sistema de envase “Un solo uso” y debe también ser reciclado. En esta ocasión, no se emplea la economía como reclamo para retirar los envases vacíos y reciclarlos, sino la conciencia cívica y el esfuerzo ciudadano en separar y depositar cada envase en contenedores situados en la vía pública (Técnicamente llamadas Áreas de aportación).   

Aunque estemos acostumbrados a ellos, los contenedores
son una lacra de nuestra ciudades. Si resulta que algunos son de propiedad
privada (3 de los 4 de la foto) y no pagan un duro por ocupar el espacio público, resultan un sarcasmo. 

Seguimos con el paisaje urbano 
La elección del SIG tiene un claro impacto visual en las calles. Según este sistema, los municipios (mancomunidades o regiones) son los encargados de organizar la recogida. Las empresas “propietarias” del envase, están agrupadas en asociaciones privadas que, en España, son ECOEMBES y ECOVIDRIO, con sus contenedores amarillos e “igloos”, respectivamente.

Los cientos de miles de contenedores para envases (y para papel) son almacenes privados que afean y degradan espacios públicos. Casi siempre ocupan plazas de aparcamiento que, en las ciudades, generan ingresos al ayuntamiento. Sin embargo, los contenedores no pagan. Según cálculos del Área metropolitana de Barcelona (*) del año 2003, los ayuntamientos de Cataluña dejaron de ingresar entre 60 y 240 millones de euros/año por las plazas de aparcamiento ocupadas por los contenedores privados.

Una señora alemana entrega su botella a una máquina que le devolverá
los céntimos que pagó por ella en el momento de la compra. El SDDR funciona
como una Fianza o Aval. Muchos necesitados en Alemania, incluida gente joven,
recoge envases abandonados para llevarlos a las máquinas y hacerse con unos euros

Continuamos con la eficacia
En las naciones, regiones o ciudades donde está implantado el SDDR, la recuperación de envases supera el 98%. El éxito es total, los vertederos están aliviados y las incineradoras de basura no queman plásticos que envían dioxinas a la atmósfera. Esto sucede en Alemania, Noruega, Finlandia, Dinamarca y en ciudades europeas avanzadas, además de zonas de Estados Unidos. La posibilidad de llegar al 100% solamente se logra con el SDDR que, además, crea empleos netos.

El 80% de los residuos de envases proceden del agua mineral y los refrescos

Con el SIG, y después de 18 años de aplicación, España únicamente recicla el 35% de sus envases (Datos de 2011). Cada día, en España van al vertedero, se incineran o se abandonan 28 millones de envases. Nuestro país está cumpliendo, en el límite y raspando, los objetivos de reciclaje de la Directiva. Unos objetivos que se endurecen con la inminente reforma que obligará a incrementar los porcentajes de reciclaje. ¿Nos preocupa? No hay problema, porque la nueva Directiva Marco de Residuos viene con los mecanismos necesarios para hacer trampas y se lía a mezclar latas con tapones, frascos y botellas. 

Vamos terminando 
¿Por qué España no emplea el SDDR, habiendo demostrado su eficacia?. Por culpa de nuestra estructura de distribución de alimentos y productos envasados. El modelo francés de las Grandes y Medianas Superficies (Carrefour, Eroski, Hipercor, Alcampo, etc,…) impera en España. Este modelo de distribución sigue la técnica “just in time”, con las estanterías de los supermercados usadas como almacenes. El SDDR no conviene a su logística y les obligaría a destinar espacios especiales y atendidos por máquinas automáticas o empleados. Unidos a los fabricantes de envases y sus asociaciones de reciclaje, a industrias envasadoras, a fabricantes de plásticos (¡Ay!, ¡las petroleras!) y a empresas de distribución, todos forman un lobby de inconmensurable poder.

Máquinas automáticas del SDDR en Londres

Concluimos
Hace unos días, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha derogado el artículo 21-2 de la Ley de residuos y suelos contaminados (Ley 22/2011), cerrando el paso a cualquier veleidad de implantar el SDDR. Este era el artículo anulado. Sugiero que lo lean con atención porque no tiene desperdicio:

“Para fomentar la prevención y promover la reutilización y reciclado de alta calidad, se podrán adoptar medidas destinadas a facilitar el establecimiento de sistemas de depósito, devolución y retorno, en los términos previstos en el artículo 31-3, para:
a)     Envases industriales
b)     Envases colectivos y de transporte
c)      Envases y residuos de envase de vidrio, plástico y metal
d)     Otros productos reutilizables.
 (Perdón. El coloreado en azul es mío y no del BOE).


Como pueden comprobar, el SDDR era considerado como la "alta calidad" de la prevención, la reutilización y el reciclado.

Hoy, 4 de mayo de 2012,  la Unión Europea ha abierto procedimiento a España (y a otros países) por las dudas que suscitan sus cifras de reciclaje de envases de vidrio. Pide cuentas más detalladas, para ver si cumple con la Directiva de envases y residuos de envases.

(*) Agencia de Ecología Urbana de Barcelona 

ECOLOGÍA Y SOCIEDAD
Las pulgas resisten


De adolescente, pasaba los veranos en Deba (Guipúzcoa) con la familia y la panda de amigos. Las mañanas de sol, no muchas, nos tumbábamos en la playa alejados de los toldos de los padres, para eludir su control, y alejados del límite de la pleamar, para evitar las pulgas. No piensen en las pulgas habituales, sino en los Copépodos saltarines (Talitrus saltator) que viven en los arenales playeros. Las pulgas de arena son inofensivas, blancas y brillantes. Las más grandes llegan al tamaño de una alubia pequeña y sus caparazones articulados actúan como resortes que se sueltan de golpe y las catapultan a un palmo de altura. Una proeza para su tamaño.

Las pulgas de arena comen detritos orgánicos y les encanta vivir debajo de los montoncillos de algas y palos que deposita el mar en la orilla. Allí están frescas, tienen comida y escapan de los pájaros. Si no hay algas, se entierran bajo la arena donde siempre hay humedad. Sus organismos son extremadamente delicados y sensibles a la contaminación. En realidad, actúan como “indicadores” fiables de la salud de una playa. Su brújula interna, astronómica, las hace huir siempre hacia el mar y raramente saltan en dirección a tierra.


En Deba, removíamos la arena con los pies y sacábamos a las pulgas de su sopor. Las chicas gritaban cuando las sentían brincando sobre sus piernas. Con el paso de los años, las pulgas se murieron por la contaminación que arrastraba el río, aguas fecales y productos químicos vertidos por las industrias de la cuenca del Deba. Luego, ya casado, mi mujer me descubrió Comillas (Cantabria) y comprobé que su playa tenía pulgas.

No duraron mucho. A mediados de los años noventa se contrataron máquinas de limpieza de playas y los arenales sufrieron una sacudida. Los tractores y sus rejas de cribado aplastaban y revolvían la arena hasta los 10 cm de profundidad, eliminando los montoncillos de algas y alterando la delicada biología de la playa. Comillas creció y sus aguas negras, sin depurar, contaminaron la arena. Los filtros de cigarrillos, cargados de nicotina concentrada que actuaba como fuerte tóxico, no ayudó. En el año 2000, la playa perdió la bandera azul, pero hacía años que las pulgas habían desaparecido.

Playa de Oyambre. Pequeños restos de algas y palos donde prosperan las pulgas de arena

Tres kilómetros hacia el oeste, la salvaje playa de Oyambre mantenía una gran población de pulgas de arena. Luego, llegaron hasta allí las máquinas limpiadoras, las aguas contaminadas de la ría de La Rabia, de un par de campings y de varias estabulaciones de vacas (purines). Además, las algas de arribazón, el hábitat preferido por las pulguitas, son recogidas sistemáticamente por grandes tractores que negocian con la Oca (Gelidio). 

Recogida de algas de arribazón en la playa de Oyambre. Mayo 2012

En el verano de 2011 descubrí algunas pulgas, pequeñas, en el extremo más occidental y virgen de la playa. El 2 de mayo de 2012 encontré media docena. Para salvar a las pulgas basta con mantener unos pocos metros de playa virgen, sin pasar por ellos las máquinas y dejando en paz unas pocas algas. Las playas norteñas sin pulgas son playas enfermas o moribundas. 

martes, 1 de mayo de 2012


PESCA Y MEDIO AMBIENTE
Privatizar los peces


Cuando tecleo estas palabras, el Consejo de Ministros de Pesca de la Unión Europea reunido en Luxemburgo ha terminado de debatir un tema trascendente para el futuro de los mares europeos: la implantación de los Derechos Individuales y Transferibles de Pesca. En otras palabras, ha debatido la privatización de los peces del mar, como si fueran acciones de Iberia o de Telefónica. La idea forma parte de la reforma de la Política Pesquera Común (PPC), fracasada en los últimos 30 años a no haber sabido, o querido, evitar el agotamiento del mar.

Hoy, el 82% de los stocks de productos marinos comerciales del Mediterráneo, y el 63% de los del Atlántico, están en situación de sobrexplotación. A pesar de haber gastado una fortuna (2.730 millones de euros entre 1994 y 2004) para desguazar buques europeos de pesca sobrantes, la capacidad de pescar ha venido subiendo un 3% cada año. Destruir barcos para luego remplazarlos por modernas unidades dotadas de tecnologías avanzadas es una contradicción. Pero las contradicciones están por todas partes, incluso en Bruselas.

Proporción de stocks de especies comerciales sobre explotadas o fuera de los límites biológicos (en rojo)
 y dentro de los límites (en verde). Se observa que en las aguas que rodean a España predominan los stocks
en estado de sobre explotación. Desde 2008, fecha del gráfico, las cosas han ido a peor. Fuente Eurostad. 

La actual privatización consiste en otorgar, a cada armador de una embarcación de más de 12 metros de eslora, una cuota personal de pesca durante 15 años para que siga pescando en su caladero habitual los kilos de cada especie que se le concedan. Cuota o concesión que puede alquilar o vender a otro. En resumidas cuentas, la Unión Europea arroja la toalla y deja la gestión de los recursos vivos del mar en manos de los mercados. Dinamarca adoptó este sistema en 2003, lo que condujo a que su flota y número de pescadores se redujera a la mitad.

España desea que la medida se aplique al conjunto de las aguas comunitarias, de forma que un armador español pueda comprar los derechos de pesca de un colega británico, francés o irlandés. Y también viceversa. Francia protesta y se opone a este método, al temer que sus pescadores vendan derechos y los recursos caigan en manos extranjeras. Peor: temen que el esfuerzo pesquero, ahora repartido entre muchos pequeños buques, se concentre en pocos y grandes buques, con pérdida de empleo y ruina de las comunidades del litoral. Sería la muerte de su pesca artesanal, algo que ninguna nación desea porque forma parte del patrimonio cultural.

Si el proceso privatizador funciona como en Dinamarca, en España
se perderán unos 15.000 empleos directos y la flota artesanal se reducirá a la mitad. La amenaza
es tan real, que el propio Fondo Europeo Marítimo y de Pesca incrementa las ayudas para la diversificación
 económica de los pescadores y para conservar la cultura y el patrimonio pesquero

Desde remota antigüedad, los seres vivos del mar pertenecieron al rey. Eran los peces de la Corona… ¿Por qué? Por la sencilla razón de que las aguas formaban parte de la “soberanía” de la nación, y la soberanía recaía en el rey. Después de la Revolución Francesa de 1789, la soberanía nacional recayó en el pueblo, y los peces fueron un "bien común" de toda la sociedad. Ahora, en estos tiempos de neoliberalismo y capitalismo sin complejos, la soberanía ha pasado del pueblo a los mercados (que  organizan gobiernos y dictan políticas) y su doctrina exige la privatización de todo, incluidos los rapes y las anchoas.

¿Invertirán las empresas privadas en investigación pesquera? ¿Seguirán los propietarios de cuotas el consejo de los científicos? ¿Se traerán a tierra todos los peces, o bien se cubrirán las cuotas con bichos grandes y de buen precio, tirando al mar lo que no interese? ¿Ayuda la privatización a eliminar o a estimular los descartes? ¿Qué será de los pescadores deportivos? ¿Serán expulsados del mar por los propietarios de los derechos y de los peces? ¿Quién vigilará la pesca? ¿Policía privada marítima? ¿Buscarán los propietarios el máximo beneficio y, una vez agotada una cuota, comprarán otra practicando el sistema de “tierra/agua quemada”?

Un modelo ambiental y un concepto de los recursos naturales vivos terminan. Comienza otra que no sabemos dónde nos conducirá. Se terminaron los peces subvencionados y tendremos que deglutir Panga repugnante o aflojar la cartera para olfatear una rodaja de merluza. Es el cambio más radical que ha experimentado la pesca marítima desde que el hombre se lanzó al mar en busca de sustento.

lunes, 30 de abril de 2012


SOMOS LO QUE COMEMOS
Trampas en el Super y en el restaurante


Una firma alimentaria española, cuyo nombre me reservo, 
nos ofrece unos filetitos congelados de aspecto aséptico y razonable. Son blancos y se llaman “lenguadina”, “solla” o “platija”. Tres nombres que, como inocentes que somos, asociamos con el delicioso y carísimo lenguado. Ese lenguado del Cantábrico, de Conil de la Frontera o de Gran Sol, de sabor inigualable y carnes duras. Caemos en la trampa y compramos la “lenguadina”. Una vez en casa, descongelado y rebozado, el filete blancucho y baboso resulta ser esa porquería llamada Panga.

El fraude en el nombre de los peces está a la orden del día, a pesar de los denodados esfuerzos de organismos como el FROM, el de ¡Pezqueñines no, gracias! (*). En la década de los años 90, rodábamos un documental tras otro sobre el mar y sus recursos para las televisiones autonómicas, lo que nos obligó a dar un par de vueltas completas a la costa española. En Blanes (Girona), el equipo de rodaje hizo un alto en su trabajo y la Cofradía tuvo la elegancia de invitarnos a comer en un fino restaurante, cerca del puerto.


El Pez Rata (Uranuscaber), con cuya cola cortada en rodajas
nos podemos encontrarnos en el plato de "Rape" propuesto por restaurantes poco puntillosos.

Tres de nosotros pedimos el guisote marinero de Rape que figuraba en la carta. Cuando las cazuelas humeantes aterrizaron en la mesa nos miramos en silencio y llamamos al jefe. Acudió solícito y permaneció sonriente al borde de la mesa, con las manitas cruzadas sobre el vientre. Verá Vd. - le dijo el Patrón Mayor - Yo soy pescador y dirijo la Cofradía de ahí delante. Este otro señor lleva treinta años dirigiendo la subasta del pescado. Y el que está a su lado dirige películas sobre pesca y peces desde hace mucho tiempo. Resulta que hemos pedido Rape y nos acaban de traer… ¡esto!. El jefe se asomó a nuestras cazuelas y levantó las cejas. Sin decir palabra, suspiró y se llevó nuestras cazuelas de Pez Rata con patatas, zanahoria y cebollita.

Que en un restaurante te sirvan Pez Rata en lugar de Rape, que te den aritos de Pota “amoniacada” en lugar del calamar que has pedido, filetillos de platija en lugar de lenguado, pastel de merluza congelada en lugar de pastel de cabracho, o rodaja de Listado congelado y encebollado en lugar de Bonito del Norte fresco, entra dentro de la picaresca del tabernero. La Universidad de Oviedo constató, en un estudio llevado a cabo hace dos años, que la tercera parte de las Merluzas vendidas como tales en España, eran especies parecidas, llegadas desde África y de 2ª clase.


Fish & chips, en su bandeja de polispán.
Adivina, adivinanza....¿Qué será el Fish?

En el resto de Europa, con una cultura pesquera y gastronómica mucho más pobre que la nuestra, les engañan sin remisión. En Francia se atiborran de unos filetitos sonrosados llamados “roussette”, “saumonette” o “poisson chien”, creyendo que es salmonete o salmón, cuando es tiburón Lija. En Irlanda, bajo el nombre de bacalao se entrega maruca o eglefino. El célebre “Fish & Chips” del Reino Unido puede no ser los clásicos trozos rebozados de bacalao con patatas fritas, sino trozos rebozados de Panga y patatas fritas (patatas..., de momento).

La moda de las varitas, palitos, puñetitas, caprichitos y pijaditas de pescado, bien rebozadas y fritas, camuflan por completo el sabor y la consistencia del pez (si es que se trata de pez). La gran dispersión de los puntos de venta y de consumo hace de las inspecciones y controles de etiquetaje una tarea heroica y hercúlea. La golfería de algunos y la ignorancia de muchos ayudan a rematar la faena. En el año 2001, Europa importaba 2.000 toneladas de Panga al año. Hoy, la cifra es de 250.000 toneladas de Panga. ¿Quién se come tanta porquería? Los europeos del norte se la tragan sin rechistar, pero nosotros tenemos que resistir. Aunque sea, por dignidad.

(*) El FROM, organismo antes adscrito a la Secretaría
General de Pesca, ha desaparecido arrastrado por el vendaval de "recortes".
¿Quién protege ahora al consumidor de productos marinos? ¡Socorro! 

domingo, 29 de abril de 2012


PESCA Y MEDIO AMBIENTE
Asalto a la Antártida - 2


Seguro que han oído hablar del krill. Esas gambitas pequeñas que sirven de alimento a las ballenas y que viven en las frías aguas de Ártico y de la Antártida. Lo que quizá les suene menos es que los stocks mundiales de krill, sumadas las seis especies conocidas, está en torno a los 500 millones de toneladas. Mucho krill, sobre todo si pensamos que los seres humanos pescamos unos 90 millones de toneladas al año de todo tipo de productos marinos.

Posiblemente les haga reflexionar saber que el krill es la pieza clave y fundamental del ecosistema de los mares australes y boreales. Las gambitas se alimentan del plancton y luego sirven de comida para peces, focas, pingüinos y ballenas. Si el krill falla, todo el sistema vital se desmorona. En las aguas que rodean a la Antártida la pesca está regulada por el CCAMLR (Convenio para la conservación de la vida y los recursos marinos de la Antártida). Últimamente, los miembros de ese Convenio andan de cabeza porque las flotas pesqueras han puesto sitio a las riquezas de la Antártida, empezando por el krill.

La Euphausia superba, el krill de la Antártida, base la vida.

¿Para qué sirve el krill? A las ballenas, y al resto de colegas, les sirve para sobrevivir. Nosotros no lo necesitamos para nada. No comemos krill a la plancha o al ajillo. Sin embargo, el krill está en el aceite de pescado que alimenta a los peces de acuicultura, figura en productos cosméticos, farmacéuticos y complementos alimenticios. Porque, si es el alimento casi único y perfecto para el mamífero más grande de la Tierra, el krill tiene que ser un tesoro. Cada vez se persigue con más interés y las 150.000 toneladas de krill capturadas por el hombre en 2010 resultan insuficientes para las empresas explotadoras y su cuenta de resultados.

Noruegos y japoneses no se contentan con matar ballenas.
Ahora, unidos a otros depredadores, les roban la comida.  

En el CCAMLR la presión es intensa y la Unión Europea, tan hipócrita como de costumbre, acaba de dar licencia a pesqueros comunitarios para que se sumen a una pesquería absurda, agresiva, innecesaria y destructiva, ya practicada por Noruega, Japón, Rusia, China, Polonia y Ucrania. El mayor y más reciente buque “krillero” en activo es el “Thornshovdi”, un arrastrero noruego de 133 metros de eslora, capaz de capturar y tratar 250 toneladas de krill al día. Para evitar que las frágiles gambitas se conviertan en una pasta informe en las apretujadas redes, los buques más modernos usan sistemas de aspiración desde el copo.

Un buque de pesca ruso en aguas de la Antártida

A los habitantes de las banquisas australes, esos asombrosos seres peludos, emplumados o escamados que soportan seis meses de noche polar en medio de ventiscas desoladoras, la vida se les va a poner un poco más difícil. Les está saliendo un durísimo competidor por el alimento: el insaciable ser humano. Una entrada a este Blog contemplaba el problema que la acuicultura planteaba a los llamados “Peces forraje”, perseguidos para convertirse en pienso. La novedad es el creciente acoso al krill, soporte de la vida oceánica más límpida y virginal del planeta. La Unión Europea, al participar descaradamente en este asalto, convierte en papel mojado sus grandilocuentes palabras en defensa de la sostenibilidad. Una decepción y una tristeza.