LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

miércoles, 4 de julio de 2012


NUESTRO VENENO DE CADA DÍA
Ropa envenenada


Vestir de negro es elegante. Pero no con el negro grisáceo y pizarroso, sino con el negro azabache y brillante. Conseguir el negro más puro fue un reto para los pintores y tintoreros hasta que, en el siglo XVI, España lo encontró en las selvas del Yucatán, dentro del tronco del Palo del Tinte o Palo de Campeche. Desde ese momento, el negro de Campeche fue el color, exclusivo y caro, con el que vestir a reyes, nobles, sacerdotes, notarios y magistrados de media Europa. Luego llegaron los colorantes químicos, las anilinas, y el Palo cayó en desuso

El negro nunca dejó de estar de moda y se deja notar en la lencería íntima. Últimamente nos viene, y en grandes cantidades, desde el valle de Tirupur (India - Tamil Nadu). Llega a Europa, dentro de miles de contenedores, en forma de ropa interior o como piezas de tela para confeccionar una lencería llena de  “glamour”. El problema es que también trae un historial de dolor y está impregnada de veneno. Una desgracia  achacable a la globalización, la deslocalización y ansia de beneficios empresariales.

El centro urbano de Tirupur (Tamil Nadu)
¿Se han fijado en la longitud del tren que pasa por en medio de la ciudad?

A comienzos de los años 1990, el llamado Tirupur – Coinbatore Belt, en el suroeste de India, vio crecer la industria textil y de los tintes. Cientos de fábricas brotaron en la comarca bañada por el río Noyyal para teñir y confeccionar ropas destinadas a la exportación. Las grandes firmas europeas acudieron a Tirupur en busca de sus modelos, teñidos en los colores más brillantes y luminosos gracias al uso de colorantes azoicos, fuertemente regulados o sencillamente prohibidos en la Unión Europea por su toxicidad (Directiva 2002/61/CE).

Tejidos puestos a secar, tras en entintado, en una tintorería de Tirupur

En algo más de una década, desde el año 2000, en el valle de Tirupur se duplicaron los casos de cáncer, hasta el punto de justificar la apertura del Erode Cancer Center (ciudad de Erode), donde se tratan los enfermos procedentes de la industria textil de la comarca. El combinado de productos químicos, empleado para blanquear el algodón y después teñir las ropas, es siniestro: colorantes azoicos dispersibles, tricloroanilinas y dicloroanilinas, lejías de sosa, formaldehídos, cloroformo, clorobenceno, metales pesados, compuestos de cromo,… Los cánceres de pulmón, hígado, riñón y estómago tienen su claro origen en el diario contacto y aspiración de productos químicos agresivos y cancerígenos.

Vertido de tintes al río Noyyal
a las afueras de Tirupur
 
Pero la fina lencería negra que nos llega desde Tirupur no destiñe. El negro intenso se lava cientos de veces sin merma de intensidad y los diseños desfilan por las pasarelas de Londres y París entre aclamaciones. Además, estas prendas son imbatibles en precio y los venenos con los que se fabricaron y que, a menudo, permanecen entre sus fibras, no aparecen en el etiquetado. Esos tóxicos no solamente afectan a quienes trabajan en las tintorerías y factorías hindúes, sino a los trabajadores de empresas importadoras y distribuidoras europeas. También a los consumidores.

En su composición, los “colorantes azoicos dispersibles” o “colorantes AZO” (*) incluyen en su formulación la molécula N=N, propia de las aminas aromáticas. La molécula es capaz de acumularse progresivamente y reaccionar en el interior del cuerpo humano, penetrando a través de la sudoración y causando al consumidor o manipulador alergias, rojeces, hinchazón e irritación crónica, causa habitual de desarrollo de un cáncer. Pocas empresas se privan de surtirse en Tirupur, desde H&M hasta ZARA, pasando por Primark y centenares de pequeñas empresas europeas de la moda que atraen a la gente joven.

Una afirmación, repetida entre científicos y profesionales de la seguridad en el consumo resulta inquietante: tan solo el 1% de la ropa vendida en Europa no es potencialmente peligrosa para la salud. ¿Braguitas o calzoncillos en color negro, con diseño sexi y Made in India? No gracias.

(*) AZO y azoico proviene de la voz francesa Azote, en español Nitrógeno (N)

martes, 3 de julio de 2012


BASURAS Y RESIDUOS
No salen las cuentas


Coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, la organización ECOEMBES (Ecoembalajes España, S.A.) informó que en 2011 había reciclado el 68% de los envases, superando con creces el objetivo del 55% establecido por la legislación europea y española. El anuncio era esperanzador, ya que el porcentaje se anunciaba como Tasa de Reciclaje, que es el porcentaje de envases recuperados y reciclados sobre el total de envases puestos en el mercado por la industria.

Pero la interpretación ofrecida en algunos medios invitaba a la confusión. En algún lugar se decía que ese 68% se calculaba sobre el total de los envases recuperados por ECOEMBES, no sobre el total producido en la nación. Pensándolo mejor, nadie ofrecía detalles sobre la composición de ese 68% ¿Era el 68% del peso de los envases? ¿El 68% de las unidades? ¿El 68% era la media de los porcentajes de envases de vidrio, de papel-cartón y brick, de envases de plástico ligero (bolsas), de plástico rígido y de envases de metal o latas? La esperanza se ensombrecía ante tanta duda.

Contenedores amarillos de ECOEMBES

¿Dónde está el problema?
En el año 2005, ECOEMBES publicó un estudio sobre la procedencia de los envases en España. Según sus datos, el 88 % (expresado en unidades) tenían su origen en el sector de la alimentación, el 7,8 % en el cuidado personal y del hogar, el 2,8 % en el equipamiento de la casa. El 1,4 % restante procedía de los envases para productos del motor, el ocio, el textil y la piel.

Poco después, la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (1), con la ayuda de una gran cadena de supermercados nacional (HORECA) (2), calculaba que el 50% de los envases puestos en el mercado en España consistían en envases de agua, refrescos y cervezas (sector alimentación). Entonces, si se solucionaba correctamente el problema de la recogida y posterior reciclaje de las botellas de plástico y las latas de bebidas, se solucionaban la mitad de nuestros problemas con los envases ligeros.

Se preguntarán por qué los envases (bricks, plásticos, metales, vidrio) son un problema, cuando representan menos del 40% del contenido de nuestras basuras domésticas. La respuesta es que la fracción orgánica (restos de comida) cubre el 50% aproximadamente, pero es biodegradable y se recicla con relativa facilidad. No así los envases, que necesitan de un complejo sistema de reciclaje, siempre que dicho reciclaje sea posible (casi inviable para ciertos plásticos), para no terminar en las cunetas, en las playas o en los vertederos.

Botellas compactadas en una Planta de Transferencia

¿Cómo lo hace España?
Para comprender la situación, es preciso hacer algo de historia. Todo arranca en el año 1994 con la Directiva europea sobre envases y residuos de envases (Dir 94/62/CE). La Directiva, como es preceptivo, fue transpuesta a la legislación española mediante la Ley de Envases y Residuos de Envases (LERE) del año 1997.

La LERE establecía en España el Sistema de Depósito Devolución y Retorno (SDDR – devolver el casco), aunque admitía la alternativa del Sistema Integrado de Gestión (SIG). La alternativa representada por el SIG necesitaba que la Administración llegara a acuerdos con los productores de envases y envasadores, que se agruparon creando ECOEMBES y ECOVIDRIO. Desde su inicio, la LERE puso tantas excepciones al sistema original, el SDDR, que terminó siendo arrinconado en favor del SIG.

Para el SIG, el envase y su posterior gestión como residuo era responsabilidad de quien lo fabricaba y ponía en el mercado. Sin embargo, tanto ECOEMBES como ECOVIDRIO desistieron de montar un sistema privado de recogida de sus envases, pasando la pelota a los Ayuntamientos o a las administraciones públicas regionales.

El objetivo de la legislación sobre los residuos de plásticos, especialmente
sobre los envases, es evitar su presencia en vertederos. El Suiza, la descarga
de cualquier tipo de plástico en un vertedero está terminantemente prohibida. La Unión
Europea quiere conseguirlo en el horizonte del año 2020. Con el SIG es difícil que lo consiga

Antes de 1997 y de la LERE, los ayuntamientos ya recogían toda la basura de los vecinos, incluidos los envases usados. Era lo dispuesto en la Ley Básica de Régimen Local. Después de la LERE, las entidades locales quedaron desligadas de esa clase de basuras, ya que pertenecían a las empresas privadas. Entonces, en 1998, el Estado llegó a un acuerdo con el sector de los envasadores, de la distribución y de las grandes superficies para que los ayuntamientos siguieran haciéndose cargo de recoger “sus” envases, a cambio de un sobrecoste "Diferencial" que ECOEMBES y ECOVIDRIO se comprometían a abonar.

Invasión de contenedores 
El esfuerzo público fue ingente. En los años siguientes, las administraciones públicas cubrieron España de contenedores “temáticos” y se lanzaron a costosas Campañas de concienciación ciudadana sobre la separación de las basuras en el hogar.  Si en 1999 había de media en España un contenedor por cada 500 habitantes, en 2009 en Cataluña se llegaba a un contenedor por cada 328 habitantes.

Contenedores privados ocupando espacios de aparcamiento
en la ciudad de Barcelona (Papel, vidrio y envases).

Las calles y plazas, el espacio público, se convirtieron en un gran almacén privado de envases usados. Los ayuntamientos no cobraban a ECOEMBES y ECOVIDRIO por el uso del espacio ocupado por sus contenedores (3), aunque sí cobraban a los coches con los parquímetros. La generación de basuras iba en aumento y el Plan Nacional de Residuos Urbanos 2000 – 2006, que pretendía reducir la generación basuras urbanas en un 6% para retroceder a niveles de 1996, fue un fracaso. Los ayuntamientos reclamaban más dinero a las empresas por los sobrecostes de los igloos (vidrios) y amarillos (envases).

¿Funciona el SIG?
Según ECOEMBES el sistema marcha viento en popa. Pero algo está fallando en las cifras, en la transparencia y en los datos. Cada cuatro o cinco años, Europa aumenta las exigencias en materia de residuos, encontrando un gran obstáculo en la proliferación de los envases ligeros. El modelo comercial del embalaje de un solo uso está desbordando los sistemas de recuperación de envases y su posterior reciclaje. Especialmente en las naciones que emplean el SIG como modelo.

Envases de plástico en Los Ángeles (USA)

Los países del norte y del centro de la Unión Europea, gracias al SDDR, están resolviendo la avalancha de envases con más soltura. En lugar de apelar a la concienciación ciudadana (lo que hace el SIG), mete la mano en los bolsillos ciudadanos (lo que hace el SDDR), obligando a depositar un aval por el envase, que se devuelve una vez consumido el contenido para recuperar el aval o consigna.

Los resultados del SDDR son evidentes. Con él, la media de recuperación y reciclado de envases de bebidas, refrescos y cervezas supera el 80 % y llega al 98,5 % en algunas ciudades. El USA, los 40 Estados que usan el SIG recuperan el 27,9 % de los envases (191 unidades por habitante y año). Los 10 Estados que usan el SDDR recuperan el 71,6 % (490 envases por habitante y año).

Alternativa al SIG en Pamplona (España). Un extraño remedo del SDDR
que no acaba de aplicarse. La máquina experimental entrega un Punto por cada
envase introducido. Reunidos 90 puntos, se consigue una entrada gratis para ir al cine.

Se comprueba que el SIG no debe funcionar tan bien como dice ECOEMBES. Si no, los ayuntamientos
no recurrirían a tonterías, como ésta máquina.

Francia es nuestra guía en materia de SIG, seguramente porque es la cuna de la gran distribución alimentaria y su modelo está bien implantado en España. Si nos atenemos a Eurostad (4), Francia recuperó y recicló, en 2010, el 86% de su papel-cartón, el 68% de su vidrio y tan sólo el 25% de sus envases de plástico. En 2010, en el conjunto de la Unión Europea se recuperaron y reciclaron el 32,6% de los envases de plástico. En España, siempre según Eurostad, la cifra es similar a la francesa en envases de plástico: el 25% recuperado y reciclado. ¿El resto? El 60% termina en vertederos y el 15% restante esparcido por el territorio.

Si en el año 2005, según los datos de ECOEMBES, en España se produjeron 66 millones de unidades de envases de todo tipo y se calcula que la mitad esos envases son para agua, refrescos y cerveza, el 25% de 33 millones son 8,25 millones de envases recuperados, pero deja casi 25 millones de botellas en el limbo. Para colmo, la Unión Europea tiene como objetivo evitar que un sólo envase llegue a los vertederos europeos en 2020. Ahora se abarca mejor el problema.


¿Quién paga el estropicio? 
Sin duda, lo paga nuestro medio ambiente. Si en 2020 seguimos llevando envases al vertedero, tendremos que hacer frente a multas millonarias. Y no parece que estemos en el buen camino si seguimos con el SIG. La respuesta sería implantar el SDDR. Bendita inocencia. Para implantar el SDDR habría que contar con el sector de distribución, poco dispuesto a ceder una parte de sus espacios como almacenes de envases. Están mucho mejor en otro espacio gratis llamado “calle”. Además, habría que comprar máquinas automáticas, contratar a miles de empleados y reeducar al ciudadano.

Pero hay un aspecto que afecta a nuestros bolsillos. La LERE (Ley 10/1998) señala que quienes ponen en el mercado productos generadores de envases “se hacen cargo directamente de los residuos derivados de sus productos, o participan en sistemas organizados de gestión de dichos residuos, o contribuyen económicamente a los sistemas públicos de gestión de residuos de forma tal que se cubren los costes atribuibles a la gestión de los mismos”.

Sin rodeos, la LERE señala que los envases son un asunto privado que corresponde gestionar, al 100%, a las empresas generadoras. Los Ayuntamientos no tienen por qué correr con los gastos de su gestión y tampoco los ciudadanos. Por cierto, si Vd. es vecino de Madrid ¿Ya ha pagado su Tasa de Gestión de Residuos al Ayuntamiento?

(1)  La Agencia de Ecología Urbana de Barcelona es la entidad redactora de los Planes Regionales de Residuos de Cataluña, Andalucía y Galicia.
(2)   HORECA (Hostelería, Restauración, Catering) – Makro
(3) Contenedores generalmente comprados por la administración pública o con financiación de la Unión Europea, aunque de uso privado
(4)  Eurostad (Oficina Europea de estadística)