LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

domingo, 22 de diciembre de 2013

SUBASTA ELÉCTRICA
La burbuja eléctrica y el desastre energético

El Reino de España no da tregua a sus abnegados súbditos. Cada mañana, los medios anuncian una nueva miseria nacional y la situación empieza a desbordar. Hacía décadas que el país no disfrutaba de clases dirigentes tan obtusas, lo que conduce a situaciones esperpénticas. Hace un par de días escuchaba en la radio una ridícula entrevista al representante de la patronal eléctrica española  UNESA (Asociación Española de la Industria Eléctrica).

El motivo de la entrevista era la “subasta” eléctrica celebrada el día anterior, con el conocido resultado de una subida del 11% en el precio de la electricidad en enero de 2014. La Comisión Nacional de Mercados y Competencia se habían apresurado a denunciar que la subasta había estado inmersa en “Circunstancias atípicas” (figura vaporosa e incomprensible que Tolkien habría incorporado gustosamente en el Señor de los Anillos). Se abría la puerta a la posible anulación del resultado por parte del Gobierno de S.M. Juan Carlos I. El individuo entrevistado, representando al mencionado Cártel también participante en la “subasta”, se defendía con torpeza. Argumentaba que hasta 22 ( ¡¡Veintidós!! ) entidades comercializadoras (incluidas las 5 productoras) habían pujado en la “subasta”, lo que hacía de la misma un acto limpio y transparente. Hay algunos datos.


Precio de la electricidad doméstica en la Unión Europea.
La evolución entre 2000 y 2011 muestra que ser la más económica en 2000, el precio en España no ha dejado de crecer desde 2002, hasta superar la media comunitaria 

Tras la subasta “atípica”, el precio del kilowatio/hora (kW/h) en el Reino se sitúa (enero de 2014) en los 0,175 € por cada kW/h. Esto nos concede la medalla de Bronce en altos precios eléctricos, por detrás del Oro, para Chipre, y de la Plata, para Letonia (dic. 2013). La brutal subida del precio no responde a la estimulante demanda de un poderoso mercado en expansión, como si España fuera China. En realidad, el consumo eléctrico nacional ha bajado el 5,3 % en los tres últimos años.  Pero el Reino de España también es un caso “atípico” dentro de la economía neoliberal de mercado.

Planteando odiosas comparaciones, si en el Reino acuden 22  gestores a las "subastas" eléctricas, en Suiza acuden 550 gestores. Si se entera el individuo de UNESA de este dato le da un mareo, sobre todo al descubrir que Suiza bajará el 1% el precio de la luz en 2014, dejando el kW/h en los 0,157 €.  Si llega a saber que en Alemania el precio del kW/h es aún más bajo que en Suiza tendría vómitos y necesitaría colocarse una pastilla de Cafinetrina debajo de la lengua.


Estructura de la factura eléctrica en Europa
El precio de la energía en España, antes de impuestos (barra verde), es el tercero, después de Chipre y Malta


Tal parece que la energía renovable eólica está cubriendo el 21% de las necesidades del Reino. La energía de origen nuclear se colocaría a su mismo nivel (21%), seguida por la hidroeléctrica (14,4%), el gas natural (9,6%) y el carbón (14,6%). Las llamadas “circunstancias atípicas” se deberían (al parecer) a la parada técnica de dos centrales nucleares (muy oportunas), a la resistencia de generar energía hidráulica con los repletos embalses del Reino (no sea que luego deje de llover y nos falte el agua por culpa de ese “inexistente” cambio climático), a los tremendos precios del gas natural y, sobre todo, a la especulación.


Los precios del gas en Europa entre 2011 y 2012. Resulta extraordinario que  naciones pobres y del sur paguen más por el gas natural importado que otras naciones ricas, como Alemania, Francia o Luxemburgo.

Habida cuenta de que la subasta es un "casino" especulativo, los 5 productores del Cártel  también pujan y  tienen el mayor interés en que suban los precios de su producto. Es suficiente organizar la parada de un par de centrales y difundir que el Reino anda escaso de gas para obtener el escenario idóneo. Lo de menos es atender a la Ley de los Mercados, a la Ley de la Oferta y la Demanda, a la Libre Competencia y otros “dogmas” neoliberales. Esas memeces quedan para embrutecer al súbdito, susurrando a su oído que el neoliberalismo y la libre competencia harán bajar los precios y que nadie gestiona mejor las cosas, ya sea hospitales, colegios o electricidad, que los empresarios privados.


Precio del kW/h en Europa en 2013


Eso es lo que anunciaba con gran pompa un tal Rodrigo Rato, cuando no usaba barba y era ministro de un gobierno presidido por José María Aznar. Incluso llegó a determinar, en 2002 y en un acceso de fiebre, que la electricidad no subiría más del 2% anual. Sus decisiones fueron la excusa para UNESA de crear el llamado "Déficit Tarifario". Desde entonces, el precio de la energía eléctrica en el Reino de España ha subido el 81,4%.

Todas estas cosas no amedrentan al individuo de UNESA. En cuanto se siente amenazado, tiene licencia para esgrimir amenazadoramente ese “Déficit Tarifario”, también conocido como “Deuda histórica”, lleno de trampas, de abusos y de mentiras. Porque hay aspectos que contradicen al “Déficit Tarifario” y, muy al contrario, apuntan a los escandalosos beneficios que está recaudando UNESA.

Cuando la Unión Europea exigió la implantación de la Libre Competencia en los mercado energéticos se abrió la caja de las trampas para quienes estaban acostumbrados a mangonear a sus anchas. El gobierno del Reino, para compensar al Cártel eléctrico estableció los llamados “Costes de Transición a la Competencia”, dotados con 12.000 millones de euros. Ese dinero salió del bolsillo de los súbditos del Reino, a través de impuestos.

Por si semejante ayuda no fuera suficiente para calmar a UNESA, se establecieron subvenciones públicas al carbón “energético”, al gas natural, al fueloil y a las grandes industrias consumidoras, cifradas en unos 15.000 millones de euros. Finalmente, se crearon las “sobre-retribuciones” (diferencial entre costes de producción de energía eléctrica y precios de mercado – windfalls, en jerga financiera) que representaron otros 14.000 millones de euros de ingresos al margen de las tarifas comerciales. 


A la hora de comparar precios entre naciones europeas, conviene disponer de la referencia del nivel adquisitivo de cada país (2013)


No obstante percibir esos más de 40.000 millones de euros “atípicos”, se establecieron otras ayudas (pagadas por el consumidor), como los conceptos de "interrumpibilidad" y "extrapeninsuralidad". El primero representa 750 millones de euros anuales. El segundo supone 1.850 millones de euros al año. El primero, pensado para compensar la imposibilidad de suministrar energía ante un exceso de demanda, debería haber sido anulado hace años. En España hay un 30% de exceso de capacidad de producción, con centrales de ciclo combinado que solo trabajan 4 horas al día y campos eólicos que se desconectan porque sobra electricidad. 

En cualquier caso, ese exceso de producción podría exportarse a Europa, pero UNESA sabotea los intentos europeos de construir líneas de muy alta tensión que nos conecten con Francia. El segundo concepto, el de la "extrapeninsularidad" quedaría anulado si las islas utilizasen fuentes de energía local y renovable, como el viento y el sol, tan abundantes en Canarias y Baleares. En la Isla de Hierro, por ejemplo, el proyecto de autonomía energética (eólico - hidráulica) está paralizado desde hace diez años por intereses privados.

El lector se preguntará cómo es posible que los sucesivos gobernantes y próceres del Reino no respondan a esta situación. La respuesta es la incompetencia y la “puerta giratoria” funcionando a la perfección, de forma que los políticos pasan a ocupar cargos en Consejos de Administración del Cártel y el “lobby” los utiliza para torpedear el desarrollo y la implantación de las energías renovables y el “autoconsumo”, dictando normativas a la medida. de UNESA.

Continuando con la comparativa entre precios de la energía eléctrica e ingresos de los ciudadanos, el gráfico de 2010 señala los salarios "medios" en los 27 estados miembros.

Los desequilibrios entre salarios medios de dirigentes patronales y trabajadores en naciones desarrolladas, colocan a España en el grupo de cabeza de las sociedades más desequilibradas e injustas. En este contexto resultan más vergonzosos los altos y ficticios precios de la energía eléctrica.

El caos energético español es el producto de una clase política incapaz (el forjador del "Déficit Tarifario" no duró ni un año al frente del Fondo Monetario Internacional y llevó a la ruina un conglomerado de cajas y bancos), asociada a una clase empresarial cuyo máximo representante entre los años  2007 y 2010 está encarcelado por ladrón.

Como muestra de la personalidad de  UNESA, el extinto general Franco, en un acto “atípicamente” monárquico, distinguió al fundador de una de las 5 empresas de UNESA con el título nobiliario de Conde. El general concedió al empresario gallego apellidado Barrié el título de  Conde de Fenosa (FENOSA: Fuerzas Eléctricas del NorOeste Sociedad Anónima). Los condados, tradicionalmente están ligados a una extensión de territorio (county) que, en tiempos feudales, significaba propiedad de la tierra y poder divino sobre los siervos enclavados en ellas. Una figura que define a UNESA respecto de España y los españoles. ¿Se imaginan en el Reino Unido, con una monarquía aparentemente tan seria, disfrutar de un Lord North West Electric Forces P. Co. Ltd.

Las burbujas especulativas no surgen por arte de magia. Son el resultado de la fusión entre incompetentes y sinvergüenzas. Una firme apuesta por las energías locales y renovables nos daría independencia energética y bajos precios a medio y largo plazo. La estatalización de la energía eléctrica (Francia, Suecia) o su municipalización (Alemania, Canada) nos defendería de la especulación y evitaría el desabastecimiento de los hogares pobres. El precio a pagar es desmantelar el negocio de UNESA y de los políticos. De momento, la capacidad de ridículo y falta de ética de la Marca España y de sus dirigentes no conoce límites y eso es siempre excelente.

jueves, 5 de diciembre de 2013

BOMBILLAS VENENOSAS
La estafa global


Bombilla de Livermore
112 años encendida
ininterrumpidamente
Han pasado doce años desde que instalé en mi casa las primeras bombillas de bajo consumo y ya empiezan a morir. Los responsables de esta inundación de bombillas fluorescentes en el mercado deberían haber previsto la llegada de este día y preparado una infraestructura para reciclar unos objetos peligrosos. A la muerte masiva de las primeras generaciones de este tipo de bombillas se suma, con la prueba del tiempo, la pobre nota alcanzada en su utilización y las torpes mentiras que han rodeado su implantación.

En realidad, el universo de la bombilla ha sido un lodazal de trampas desde que el señor Edison patentó su maravilloso filamento incandescente y se lo vendió a cuatro corporaciones multinacionales. Una de esas pioneras bombillas, con su burbuja de espeso vidrio al vacío, herméticamente cerrada y con su grueso filamento, sigue encendida desde el año 1901. En estos tiempos de productos basura resulta asombroso verla aún encendida, en tiempo real, mediante una webcam (Livermore – Pensilvania (USA) – Parque de Bomberos). Dentro de pocas semanas habrá cumplido 112 años (un millón de horas).

La promesa de un producto de tanta calidad fue saboteada en 1924 por el cártel Phoebus. Hasta ocho fabricantes mundiales de bombillas (General Electric, Philips, Osram,…) se unieron para repartirse el mercado,... con el compromiso de no fabricar bombillas que durasen más de 1.000 horas. El cártel se mantuvo hasta 1955, pero su doctrina ha pervivido hasta la definitiva muerte comercial de la bombilla incandescente en 2012 (Unión Europea). Oficialmente, la bombilla incandescente era derrochadora de energía, emitía radiaciones electromagnéticas y duraban ¡¡ muy poco!!. Para colmo te quemabas los dedos si las tocabas encendidas y eran demasiado baratas.


Las fluocompactas engañosas nos invaden

Fueron sustituidas por un diabólico invento llamado “bombilla Fluocompacta” o de bajo consumo. Prometía gigantescas reducciones de consumo eléctrico, duración eterna con la misma capacidad lumínica y gran respeto ambiental. Todo era un cuento chino: la industria de la bombilla fluocompacta necesita emplear ingentes cantidades del detestado mercurio, es más cara y apenas ahorra el 3% de la energía eléctrica con una esperanza de vida, sin duda alargada, aunque más limitada de lo previsto. Si una fluocompacta se rompe, el vapor de mercurio encerrado en su retorcido tubo escapa a la atmósfera y hay que ventilar rápidamente para no aspirarlo.

Las primeras bombillas de bajo consumo costaban una fortuna y contenían más de 10 mgr de mercurio (las fabricadas en China llevan mucho más). Mientras la Unión Europea invitaba y legislaba a favor de las nuevas bombillas y su mercurio (menos de 5 mgr en cada una), lanzaba sus maldiciones contra los termómetros clínicos de mercurio y los transformaba en objetos casi terroristas. Al mismo tiempo, su cruzada antimercurio forzaba el cierre de las minas de Almadén (Ciudad Real, Reino de España) pero miraba hacia otro lado ante fábricas como Solvay (Torrelavega, Reino de España), que sigue empleando mercurio en sus procesos catalíticos y vierte el veneno, día a día, en el Mar Cantábrico


Comparación de espectros entre diferentes clases de bombillas
De arriba a abajo y de derecha a izquierda: luz solar, bombilla incandescente, tubo de gas Néon fluorescente,
lampara de LEDs, fluocompacta de baja gama (china) y fluocompacta de gama alta (cara). Las dos
fluocompactas tienen su espectro repleto de armónicos y dañinos saltos.

Espectro de una bombilla halógena. Como el sol y muy baja en radiación Azul y Violeta. Un tipo de radiación de color que resulta perniciosa para la salud humana (rayos UV)

Cuando las bombillas fluocompactas mueren no pueden ser depositadas en la basura. Son residuos muy peligrosos que deben ser llevados a un Punto Limpio y recicladas (descontaminadas) con un importante coste ambiental. Para colmo, ahora nos aconsejan que jamás usemos estas bombillas a menos de 30 cm de nuestras cabezas (mesitas de noche, mesas de trabajo), porque emiten un considerable campo electromagnético. Tampoco debemos fiarnos de su luz, pobre en el espectro de frecuencias y deformadora del color. Además, su intensidad luminosa, medida en “candelas”, es miserable. Una antigua bombilla incandescente de 650 candelas (60W), tendría su equivalente comercial en una fluocompacta de 8W que proporciona 340 candelas.

Si nos centramos en la gran excusa para promocionar la bombilla fluocompacta, el ahorro energético, nos encontramos ante una situación absolutamente idiota. La iluminación de los hogares representa entre el 2% y el 5% del consumo eléctrico total doméstico. Teniendo en cuenta que en las facturas de la energía eléctrica, en el Reino de España, los costes fijos acaparan el 70% de la cifra total (sin el 21% de IVA), la economía conseguida es ínfima y ridícula.

Bombilla de LEDs

Despreciable ahorro energético, mala calidad de la luz emitida, precio de compra elevado, efectos perniciosos por radiaciones electromagnéticas, costoso reciclaje al final de vida útil, más emisiones de CO y más mercurio esparcido en el entorno (en la actualidad, solo el 20% de las bombillas fluocompactas son correctamente recicladas en la Unión Europea). ¿Cuál es la alternativa? Nos hablan del LED y nos horrorizamos ante su precio. Pero tenemos delante la alternativa: son las bombillas halógenas.


Bombilla halógena: la perfecta alternativa

La bombilla halógena no contiene venenos, cuesta 2 euros, es solo vidrio y metal inerte, su luz es de altísima calidad y su espectro de color es el más parecido al del sol, consumiendo un 30% menos de energía que las viejas incandescentes. Si desenchufamos nuestros cargadores de móvil y apagamos los Stanby de nuestros juguetes electrónicos cuando no los usamos compensamos su sobrecoste energético frente a la fluocompacta. Con tantas ventajas, algún político idiota terminará por maldecirlas y prohibirlas.  

  

sábado, 26 de octubre de 2013

PESCA SOSTENIBLE
La pesca incómoda


Desde hacía cuatro meses las espadas que defienden los variados intereses de la pesca europea seguían en alto. La reunión del Comité de Pesca del Parlamento Europeo, celebrada en julio de este año, terminó con cierta bronca. Se debatía qué uso dar a los 6.500 millones de euros en ayudas del Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP 2014 - 2020). La subvención para la construcción y/o modernización de nuevos buques de pesca centraba la batalla.

La votación en el Comité de Pesca autorizó que una parte de las ayudas previstas en el FEMP se destinara a construir nuevas embarcaciones. Pero los europarlamentarios opuestos a semejante medida estaban tranquilos: sabían que tal propuesta no superaría la votación en el Plenario. El pasado día 23 de octubre los hechos han dado la razón a quienes pensaban que modernizar y renovar la flota de pesca europea era una nueva amenaza para los depauperados caladeros comunitarios. El dinero público no estaba disponible para eso ¿Por qué esa férrea oposición? ¿Por qué la pesca sigue siendo un problema? ¿Por qué ese problema se arrastra desde hace décadas?

La respuesta parece ser simple y luminosa: los ciudadanos europeos, y sus representantes en el Parlamento, están hasta las narices del sector pesquero, de sus autoridades y de sus gestores. A sus ojos, la pesca europea es un pozo sin fondo de subvenciones públicas destinadas a mantener a un puñado de empresas y trabajadores que está saqueando y empobreciendo los caladeros de Europa...  y de medio mundo.


El Plenario del Parlamento Europeo ha negado las
ayudas del FEMP 2014 - 2020 para la construcción de nuevas embarcaciones.
La pelota está ahora en la Comisión Europea y su DG Pesca y Asuntos Marítimos

Piensan, sólo teóricamente, que el dinero de sus impuestos debería destinarse a pagar medidas que recuperen la fertilidad de las aguas comunitarias y protejan a las poblaciones de seres marinos. Que las ayudas deberían concentrarse en hacer más sostenible la actividad pesquera, con medidas que vigilen y controlen estrechamente el trabajo de los pescadores y que nos ayuden a conocer mejor los ecosistemas marinos para aprender a conservarlos. He aquí un dato de nuestra ignorancia: de los 400 stocks de peces explotados en aguas europeas, sólo 97 están controlados científicamente. El resto se explota "a tientas y a ciegas", que es lo mismo que decir "a tontas y a locas".

No es de extrañar que las capturas domésticas desciendan sin cesar. No es raro que las capturas en el Mediterráneo no se recuperen, a pesar de la disminución del esfuerzo. Es natural que la Europa de los 28 Estados tenga que importar el 80% de los productos marinos que consume. A nivel regional, el ejemplo de Cataluña puede ser representativo: según datos de su Gobierno Autónomo, hasta el año 1995 las capturas de la flota pesquera de Cataluña se mantenían en una media anual de 60.000 toneladas. A partir de esa fecha, se han estabilizado en las 30.000 toneladas. Sin embargo, Cataluña consumió en el año 2012 más de 180.000 toneladas de productos marinos o acuícolas. De esa cantidad, 110.000 eran peces, crustáceos y moluscos frescos (el 72% había llegado del exterior).


La Comisaria de Asuntos Marítimos y Pesca, Maria Damanaki
se ha convertido en un obstáculo para los lobbies europeos de pesca

Los ciudadanos europeos se quejan en el Parlamento por boca de sus representantes. No desean que, con sus impuestos, se financien acuerdos de pesca con terceros países (Mauritania, Marruecos) que solamente benefician a un par de Estados miembros próximos a esos caladeros (Francia, España). Para algunos, explotar los recursos naturales de otras naciones es considerado como una forma simulada de colonialismo. Quienes se benefician de los acuerdos internacionales de pesca argumentan que el dinero europeo ayuda al desarrollo de aquellas sociedades y es una importante forma de cooperación. Pero los contrarios esgrimen que las ayudas no llegan correctamente hasta los ciudadanos porque caen en manos de políticos corruptos.

La severa decisión en materia de nuevas construcciones de buques ha sorprendido a algunos. Desde Francia y España, grandes receptores de fondos, se pedía mantener la subvención para nuevas embarcaciones artesanales de menos de 12 metros de eslora, aunque con la condición de reducir su capacidad de pesca en un 40%. Sin embargo, los oponentes no han aceptado esta razonable propuesta. Incluso dudan que mantener las ayudas para renovar motores (más eficientes y seguros), como medida mantenida en el reglamento del FEMP, sirva para ahorrar combustible y pescar menos. Dicen que un nuevo motor, aunque austero y barato de uso, invitará a mantenerse más horas en el caladero y ampliaría el radio de acción de los artesanales, incrementando el esfuerzo de la pesca.


Distribución de las ayudas públicas europeas a la pesca por su cuantía total.
 El mapa interactivo, con las diferentes medidas subvencionadas, puede consultarse en 
http://fishsubsidy.org/

El importante argumento de que nuevas embarcaciones y nuevas maquinarias harían más seguro y digno un oficio tan extremadamente peligroso como es la pesca marítima, no ha servido como paliativo esta vez. Lo que revela dos cosas: la magnitud del enfado de buena parte de la sociedad con el sector y la estricta doctrina ideológica que se codea y tontea con el ecologismo europeo. (Se lo comento un  poco más abajo)

Los descartes, el despilfarro de productos marinos tirados por la borda, es otra práctica del sector detestada por los ciudadanos europeos. La Reforma de la Política Pesquera Común permanece estancada por culpa de este conflictivo asunto desde hace meses. El “descarte”, sin duda, tiene razones comerciales, tecnológicas, naturales y culturales, pero empieza a ser combatido en todo el mundo. Una potente nación pesquera, como es Chile, acaba de aprobar su propia Ley de Descartes 2012, instalando cámaras de televisión en los buques para controlar que no se tiren peces por la borda. La propuesta europea sobre la prohibición (escalonada) de los descartes en su propia flota incluiría el cierre de la importación de productos marinos desde países que practiquen el descarte. Chile, gran exportador de peces y crustáceos hacia Europa, se pone las pilas.

Una aventurada lectura política de la decisión

¿Hay materia para más?... Desde luego. En el fondo de este apasionante debate se encuentran la pura esencia de la Unión Europea y “los mercados”. Para empezar, el Parlamento Europeo (el órgano Legislativo) que acaba de decidir sobre el tema carece de capacidad legislativa, mientras que la Comisión Europea (el órgano Ejecutivo) carece de soberanía. La soberanía sigue residiendo en los Estados miembros, que ceden cierta parte de su soberanía pero conservando competencias sobre las competencias cedidas (a través del órgano llamado Consejo Europeo de Jefes de Estado o de gobierno) 

Esas competencias "cedidas" se centran básicamente en permitir (garantizar) que la economía global de la Unión Europea evolucione dentro de un "sistema de mercado", único y liberal, donde exista la libre competencia mercantil, sin trabas y sin trampas internas por parte de los Estados miembros. De ahí que la Libre Competencia merezca disponer de un Comisario propio (Mr. Almunia) y que perturbarla sea considerado gravísimo pecado porque atenta contra el corazón del sistema. Con esta urdimbre, estamos ante una política "negativa", donde los políticos europeos dejan hacer al mercado y observan sin intervenir, ya que los economistas no viajan en el asiento de atrás, aconsejando u orientando, sino que llevan el volante. De ahí la "parálisis" que parece atenazar a muchos gobiernos europeos, meros observadores de cómo los mercados van campando a sus anchas y ocupando posiciones en el entramado de los Estados para, al final, formar parte de los propios Estados.

Resumiendo, la función final de la Unión Europea y de cada Estado miembro sería sostener la economía de mercado y la libre competencia, sin obstáculos. No es de extrañar el déficit democrático que muestran las variadas  instituciones europeas.



El cierre de las  ayudas a la flota artesanal para renovar barcos pequeños,
 ferozmente defendidas por Francia, condenará a la mayoría de los pescadores
artesanales europeos, incapaces de competir con la pesca industrial y las importaciones.
En 2020, la pesca artesanal será un sector de población jubilado y subsidiado. Como los mineros británicos

Como el Parlamento Europeo es defectuosamente representativo, ya que cada Estado elige a sus europarlamentarios con sistemas electorales muy diferentes, opera de forma contradictoria y algo esquizoide, como en el espinoso asunto de la pesca. Por un lado, frena ayudas públicas (una medida liberal clásica) y defiende la libre competencia (no permite que se subvencione a unos pescadores, artesanales, y a otros no, industriales). Pero al mismo tiempo utiliza el FEMP (dinero público) en defensa de un "bien común" (los ecosistemas marinos) y cosas como la "Seguridad Alimentaria", el asentamiento de la población o la "cultura pesquera". Conceptos que a los mercados les importan un grandísimo pepino. Es como si, de repente, la Unión Europea hubiera alcanzado la segunda de sus justificaciones para existir : además de instaurar y defender la economía de mercado (primera razón), empezase a defender los bienes comunes de la colectividad, cosa propia de una estructura Federal que asume soberanía y hace subsidiarios a los Estados nacionales (segunda y todavía incumplida razón de la Unión Europea).  

Porque, los peces del mar son otro “bien común” de la sociedad, como la educación y la sanidad públicas, el aire limpio, las costas marinas, el agua potable o la energía del sol y del viento. El neoliberalismo ha señalado a todos esos bienes comunes como presa a devorar, de ahí que, quizá, se nos esté camuflando la sorpresa final. Es decir, acabar con la pesca como "Bien común" y proceder a privatizar inmediatamente los caladeros y los peces. Así se entiende mejor la consigna de dejar actuar a los mercados y empezar a repartir las ayudas públicas de otra forma. 

Una lectura demasiado cínica y malvada de la Reforma Pesquera Común y del futuro destino de las ayudas del FEMP sugiere los peces privatizados y en manos de grandes corporaciones e industrias. Empresas que comprarían los derechos individuales de pesca a los humildes artesanales, que ya no podrían pescar sus cuatro peces porque la barca está muy vieja, no tienen medios para renovarla y a quienes el FEMP trataría de compensar con limosnas y subvenciones hasta 2020. Igualito que con los subvencionados mineros británicos.

Para más información sobre la reforma de la pesca europea y las ayudas:

martes, 22 de octubre de 2013

HOLA, MISTER GATES
El Grupo FCC está contento


Magnífico ¿verdad? El multimillonario Mr. Bill Gates, recurrentemente multado por la Unión Europea a causa de sus estrategias y monopolios mercantiles (Microsoft), ha desembarcado en el Grupo FCC (Fomento de Construcciones y Contratas). La noticia es portada en los catetos medios de comunicación españoles, extasiados por la presencia de Mr. Gates en una empresa española que, por desgracia, arrastra más de 5.000 millones de euros de deuda. Casi la misma deuda que adorna la complejísima gestión del Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid.

La actuación de Mr. Gates, aunque estúpidamente engrandecida por los titulares horteras, en realidad es pura calderilla. Los 113,5 millones de euros en acciones compradas representan apenas el 2% de la deuda del Grupo FCC. Una corporación que aprovecha la coyuntura para hacer un discreto “striptease” y anunciar que necesita despedir a unos 1.000 trabajadores y que quiere deshacerse de tres negocios ruinosos de su Grupo:




- El putrefacto negocio inmobiliario, representado por su filial Realia y su compañero de viaje el maltrecho BANKIA, con sus "preferentes", sus burbujas y sus jugosas nóminas de altos cargos
- El lamentable negocio de las autopistas de peaje vacías, representado por su filial Globalvía, la que construyó los accesos al aeropuerto para peatones ubicado en la ciudad de Castellón de la Plana (Comunidad Valenciana), y que sobrevive gracias a sus autopistas en América del Sur (Costa Rica, México, Chile)
- El negocio de las energías renovables, representado por su filial FCC Energía y sus plantas fotovoltaicas, absolutamente descoyuntado y desvencijado por la astuta política energética del Gobierno del Reino de España. Del actual y de los anteriores.


Una hermosa autopista de Globalvía FCC, en Costa Rica
Es la Autovía del Sol costaricense

El Grupo FCC, al tiempo que muestra satisfacción contenida ante la inversión de Mr. Gates y la prudente subida del precio de sus acciones, busca nuevas oportunidades de negocio. Bastante escarmentado, de momento no piensa regresar al universo festivo de la burbuja inmobiliaria. Tampoco desea verse envuelto en la construcción de grandes infraestructuras en España, de dudosa rentabilidad y con clientes tan morosos y en quiebra como el Estado, sus Administraciones y sus administrados. Escapa, como del fuego, ante esa locura de las energías renovables, que solo proporciona disgustos dentro de la mayor inseguridad jurídica. Hay que buscar nuevas áreas de expansión empresarial, con futuro previsible y clientela (mercado) garantizada.


Planta fotovoltaica de FCC - Energía en Andalucía

¿Piensa escapar del todo fuera de nuestras fronteras y hacer negocios con gente seria? ¿Algo de Innovación? ¿Un poco de Investigación? ¿Tecnología, quizá? ¿Espabile? ¿Imaginación?... No parece. Recurrirá a un clásico, como el sector del Medio Ambiente. Concretamente, seguirá apostando por las basuras y por el agua. En FCC saben que eternamente fabricaremos basuras y detritos porque el humano es cerdo por naturaleza. También saben que seguiremos bebiendo agua y nos seguiremos lavando (un poco).

Así que la gestión de la basura, la chatarrería y la quincallería, es negocio y funciona como un reloj. Si no fuera así, la Camorra napolitana jamás se hubiera interesado por las basuras. Con una docena de espaciosos vertederos, con varias plantas de incineración y aprovechamiento de metano, con una maloliente flota de camiones de basura,... a vivir que son dos días. Además, recoger basura es acumular materias primas que, tal y como se van a poner las cosas, pronto será como recoger oro en bruto


El negocio que funciona: recogida de basuras por FCC en el Reino Unido

Gestionar el agua es la otra gran joya. Con la activa complicidad de gobiernos neoliberales, la privatización del agua es una gran bicoca. Conseguir la adjudicación de la gestión del agua potable en una gran ciudad o grupo de pueblos significa subir automáticamente las tarifas un 10% (como media) y tumbarte a descansar durante los 20 ó 30 años siguientes de concesión. No hay que abrir ni una zanja. No hay que arreglar ni un grifo. Basta con alargar una mano hacia el usuario para cobrar y con la otra teclear en la caja registradora. Si las cosas se ponen mal, solo hay que cerrar el grifo o dejar que la basura se pudra en las aceras. Verás como te pagan en seguida.

¿Qué pinta Bill Gates en esta novela? Difícil decirlo. En realidad, sus 113,5 millones en acciones no son nada. Como comparación, Microsoft lleva pagados más de 2.500 millones de euros de multas impuestas por la Unión Europea en los últimos años. En plan más doméstico,  el aeropuerto para peatones de Castellón costó 136,8 millones de euros, más otros 16,7 millones en honorarios a consultoras (“consultings”) que siguen pensando qué hacer con semejante chapuza empresarial. Un señor español, algo más gordito que el americano, que sabe lo justo de informática y que siempre aparece protegido por unas pequeñas gafas de sol, se gastó ese dinero sin pestañear y no era Mr. Bill Gates, ni falta que le hacía.


Planta de Biogás de FCC en Cartagena

Sin embargo, la llegada de Mr. Gates confirma que el mercadillo queda abierto. Lo acaban de anunciar varios altos próceres de la nación con la mágica frase: “Ha llegado la recuperación”. Debe ser verdad porque las apuestas en el Casino bursátil están subiendo desde hace unas semanas y los precios del país son atractivas gangas. Hay ya abundantísima mano de obra de diversa cualificación, desde gente con varios títulos, idiomas y másters hasta personal modelo andamio, que trabajaría por 400 euros al mes y besaría las manos de su contratador llenándoselas de babas y lágrimas agradecidas.

Para mayor felicidad, la nación carece de rumbo industrial propio o de cualquier otro tipo de rumbo porque, tal y como aseguraba nuestro admirado Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas en reciente entrevista a una cadena de radio nacional (SER), la política industrial del Reino la marcan los mercados.

Por aquí, algunos intuimos que a los mercados les encantaría ver a los españoles reducidos a camareros y camareras, cocineros (“chefs”), gobernantas de planta y limpiadoras, cantantes, “bailaoras”, crupieres de casino, meseros, putas (con perdón), guías de Espacio Natural o museo, musculosos vigilantes de playa, animadores políglotas de hotel y policías que vigilen estrechamente a toda la panda anteriormente citada, en este precioso, amado y empobrecido Parque Temático que es España. También por aquí, algunos intuimos que no se lo vamos a poner tan fácil a los mercados porque tenemos una idea de España menos rastrera.


jueves, 17 de octubre de 2013

DE MADRID AL CIELO
Bangui pide paso


Desde hace unos años, la vieja y tonta frase promocional “De Madrid al Cielo”,  que viene a ensalzar las bellezas y cualidades de la capital del Reino de España, empieza a tener sentido. Efectivamente, en estos últimos años los madrileños se encuentran más cerca del cielo porque su esperanza de vida se acorta. Para el Comisario de Medio Ambiente de la Unión Europea, el polaco Janez Potocnik, la contaminación atmosférica de Madrid (y la de Barcelona) resulta tan desesperante y recalcitrante que está dispuesto a llevar al Reino de España ante los tribunales europeos.

Según el último informe de Agencia Europea de Medio Ambiente (Air quality in Europe – 2013 Report), la suciedad del aire respirado por los europeos afecta al 90% de la población y acorta la vida de 430.000 ciudadanos cada año. Especialmente sangrante es la persistencia de niveles de contaminación por partículas (PM) y por ozono, así como la ausencia de planes y programas eficaces que pongan freno a esta alarma sanitaria. Algunas de las más sucias ciudades europeas son españolas.

Las autoridades municipales de Madrid llevan años mareando a la Unión Europea con tibios Planes de Calidad del Aire que eluden los problemas de fondo con actuaciones inútiles o simplemente recaudatorias (establecimiento de ZBE con tarifas especiales por aparcar), dilatando la adopción de verdaderas estrategias de choque, como son las restricciones a la circulación privada. El último Plan, presentado en mayo de 2012, como excusa o acompañante de una solicitud de moratoria de cinco años, ante la amenaza de que España acabara en los tribunales, ha servido para poco. Si alguna mejora se ha notado en el aire madrileño ha sido por las intensas lluvias y la favorable climatología observada en los últimos 15 meses, además de la visible disminución de automóviles privados circulando por la ciudad a causa de la brutal crisis socioeconómica.




La solicitada moratoria de cinco años para cumplir con las Directivas fue rechazada por la Comisión Europea. En consecuencia, el Plan de Calidad del Aire  2012 – 2015 se ve forzado a tomar nuevas medidas. La más novedosa es la subvención otorgada por el Ayuntamiento para la compra de 600 taxis “híbridos”. Con esta ayuda, que afectaría al 3,8% de la flota de taxis (unas 15.700 unidades) y que representa el 0,03% del parque total de automóviles susceptible de moverse por la ciudad (cerca de dos millones), el Ayuntamiento espera cumplir las Directivas y evitar la multimillonaria multa. Al parecer, y según portavoces municipales, los taxis serían responsables de la persistente contaminación atmosférica de la capital.

Cuando se insinúa la oportunidad de adoptar medidas más contundentes contra la contaminación, como las establecidas por 200 ciudades europeas dentro de las normas EURO de emisiones de vehículos, el Ayuntamiento las rechaza alegando no desear crear “alarma social”, no causar “molestias” a los ciudadanos y no provocar “daños a la actividad económica”. Parece ser que acortar la esperanza de vida en un año de media, someter a los ciudadanos a mayor riesgo de contraer cáncer (informe OMS sobre el muy probable efecto cancerígeno de las partículas (PM de 10, 5 y 2,5 micras de diámetro) y padecer enfermedades pulmonares y cardiovasculares no son factores que causen alarma social, molestias o daños económicos. Deben ser estupendos sistemas para pasar de "Madrid al Cielo" más deprisa y así cumplir con la frase publicitaria.

 
Los taxis de Madrid ¿grandes responsables de la contaminación?

Sin embargo, los ciudadanos de Madrid parecen estar hasta el gorro de su ciudad y de sus autoridades municipales. Al menos, eso es  lo que revela el Eurobarómetro y su encuesta sobre calidad de vida (Audit Urban), presentada con motivo de los Open Days- 2013 celebrados dentro de la 11ª Semana Europea de Regiones y Ciudades (Bruselas 7 – 10 de octubre 2013). El resultado de la encuesta (en 2007 y 2009 se realizaron las anteriores) es descorazonador para Madrid. La ciudad  baja en casi todos los parámetros de calidad de vida y se coloca en el pelotón de cola de las 79 ciudades europeas auditadas. Lo más llamativo, después de lamentarse del ruido, de la suciedad y de la contaminación, es que el 60% de los madrileños dicen no fiarse de sus autoridades.

Tras el bochornoso descalabro de la candidatura olímpica 2020, arrastrando la deuda de casi 5.000 millones de euros que la ciudad mantendrá a finales de este año, con un Plan de Ajuste económico que ha llenado las calles de basuras, baches, agujeros y graffitis, tras la brutal subida del Impuesto de Bienes Inmuebles y de otras tasas municipales, solo nos falta, como guinda, la multa que Bruselas nos atizará por no reconducir los contaminantes del aire a sus límites legales.

A la vista de estas percepciones y realidades no es extraño que Madrid pierda visitantes extranjeros y olimpiadas, que su comercio languidezca o que su flamante aeropuerto tenga crisis de viajeros. Alguien (algunos), claramente inferior (inferiores), está (están) haciendo las cosas rematadamente mal. Por respeto a la verdad, hay que reconocer que en Bangui quizá no lo harían mucho mejor que en Madrid, pero allí no se les ocurre la memez “De Bangui al Cielo”. A no ser, claro está, que te tiroteen desde un desvencijado 4x4 repleto de milicianos del “Seleka” en una polvorienta calle. 

lunes, 14 de octubre de 2013

POLITICA AMBIENTAL
El papel del Estado


En los últimos días me ha interesado el debate que un grupo de filósofos españoles entretiene sobre el papel del Estado en nuestra sociedad. Para una las partes en conflicto (conflicto intelectual y muy educado, se entiende), el Estado sería una necesidad antropológica y una exigencia de la razón. Gracias al Estado es posible la coexistencia de las libertades individuales, si bien con limitaciones jurídicas pactadas. En pocas palabras, el Estado existe porque el hombre no es capaz de auto organizarse y protegerse de, por ejemplo, las fuerzas de la naturaleza o la escasa racionalidad que muestran numerosos humanos, forzándonos a vivir bajo una ley común.

Por el contrario, la otra parte del debate sostiene que, hoy día, el Estado es una realidad separada de la sociedad civil. Siguiendo el pensamiento de Althusser, el Estado sería un aparato de represión que representa el dominio del soberano o de una casta sobre la población. En nuestra sociedad occidental el Estado representaría el capitalismo y la propiedad, ya que la propiedad es fundamento de la política y del derecho. Los filósofos de este lado del debate reclaman otra clase de Estado, aventurando el basado en la democracia radical, el derecho común de la multitud y la salvaguarda de los bienes y medios de producción comunes, lo que nos devuelve a la base ideológica del comunismo.

Como señala mi querido primo y filósofo Juan Domingo Sánchez, en filosofía no existe la verdad, ya que la filosofía no es una ciencia, sino un debate que, a buen seguro, veremos acrecentarse en los próximos años. De hecho, en estos tiempos de neoliberalismo radical y destrucción de los bienes comunes a través de las privatizaciones, de dominio financiero y declive de las industrias, el Estado y su arquitectura aparecen cada vez más alejados de la realidad social.


Seres humanos en busca de un Estado mejor. La emigración ambiental
será  el azote del siglo XXI.

Cuando los medios de comunicación se hacen eco en Europa de un creciente desafecto de los ciudadanos respecto de sus “representantes” políticos, con caída de la confianza en los gobiernos, en sus líderes e incluso en la propia democracia, en realidad estarían expresando un sentimiento más hondo. Es la extensión de la desconfianza hacia un Estado que parece haber perdido su sentido de protección universal para desembocar en un “aparato” puesto al servicio de los intereses económicos e ideológicos de un sector de la sociedad. De ser así, se estaría dando la razón a Althusser y sería lícito reclamar “otra” forma de Estado o un retorno a situaciones anteriores.  

Estado y Medio Ambiente

Sin embargo, el interesante debate merece ser enriquecido. Si el Estado justifica su propia existencia al protegernos de las fuerzas de la naturaleza, al defendernos de la estupidez y la maldad humanas o al intentar salvaguardar el derecho y los bienes comunes, cabe preguntarse si está cumpliendo esos objetivos.

La lectura del avance del 5º Informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (AR5 - IPCC Assessment Report 5 - Resumen - 27 de septiembre de 2013), con su alarmante diagnóstico, puede colocar a los Estados en situación incómoda o bien esperanzadora. Para los Estados que conservan un mínimo de coherencia con sus fundamentos constitutivos, hacer frente a las consecuencias de la anunciada Catástrofe Climática podría ser una nueva y poderosa justificación de su propia existencia. Para otros Estados, para aquellos en proceso de degradación por desarraigo social, por extendida corrupción o por su claudicación y abandono en brazos del neoliberalismo depredador, la Catástrofe Climática aparece, lógicamente, como un fenómeno negado, rechazado o incomprendido.




En cualquier caso, hacer frente a la Catástrofe es una tarea hercúlea que supera el ámbito de los Estados nacionales, tanto de los más responsables como de los más embrutecidos. Ya no parece caber duda de que a mediados del siglo XXI la humanidad se enfrentará a un hito histórico. Dentro de cuarenta años los efectos biogeográficos de la Catástrofe Climática empezarán a sentirse por todo el planeta. Los combustibles fósiles y algunos recursos esenciales para la vida (tierra fértil y agua potable) empezarán a escasear y la demografía alcanzará cifras difíciles de gestionar, apareciendo movimientos migratorios tan extraordinarios que las tragedias que se viven en aguas de Lampedusa serán una anécdota.

El drama para nuestros hijos y nietos es que algunos de los Estados más significativos de la Tierra, la mayoría asentados en el hemisferio norte, se encuentran en proceso de degradación. Los Estados que dejan de lado la protección de los bienes comunes de la sociedad son claramente incapaces de entender y mitigar las amenazas que se ciernen sobre el principal bien común: nuestro planeta y sus recursos. Las resistencias de numerosos Estados a la hora de implementar soluciones eficaces al efecto invernadero son abundantes. No se trataría de actitudes erróneas o de un mal cálculo de previsiones: sencillamente es una estrategia ideológica que defiende la desregulación de casi todos los ámbitos socioeconómicos en beneficio de unos pocos. 




Enfrentarse a la Catástrofe Climática pasa por limitar, regular y legislar, algo ideológicamente detestado por el sistema neoliberal. En ocasiones, como en el Estado del Reino de España y su reciente salto atrás en la implantación de energías renovables o con la aprobación del “fracking”en el Senado, la resistencia es lógica si consideramos los estrechos lazos que unen al Estado con las corporaciones privadas energéticas.

El lector avisado argumentará que el Estado moderno y capitalista "debe" saber que la sociedad industrial y la economía de mercado se basa en el consumo intensivo de bienes y servicios, con empleo masivo de energía y recursos naturales, muchos de ellos finitos. Debería saber, por tanto, que la sociedad de consumo es un callejón sin salida. En realidad, todo esto era rigurosamente cierto hasta hace treinta años. Porque, actualmente, el Estado moderno y capitalista se aleja del modelo industrial que proporciona abundante empleo y fuerte consumo. Su nuevo ideal es una sociedad feudal (elitista), con escaso empleo y con los menguantes recursos naturales acaparados por unos pocos privilegiados.

¿Dudas? Las últimas actuaciones Estatales y Supraestatales occidentales, con su apoyo sin fisuras a la banca internacional, con la masificación de un desempleo que será estructural y no coyuntural, con la reducción a la situación de pobreza estable de millones de ciudadanos europeos y norteamericanos, nos aportan ideas de hacia dónde nos encaminamos. Parece claro que si las corporaciones privadas infiltran y socavan la esencia de los Estados soberanos, con mayor facilidad contaminan vaporosas instituciones internacionales, como la Unión Europea.

Pero hay otra lectura posible. El escenario de futuro que se dibuja ante nosotros sería acorde con un planeta sumido en crisis energética y ambiental, apareciendo la actual situación como una toma de posiciones previas. ¿Nos están preparando? ¿Es la actual crisis el ensayo general de un futuro ineluctable? En este contexto, el debate sobre la función del Estado ante la Catástrofe Climática queda pendiente de precisar, si es que llega a definirse algún día.

Tres pequeñas muestras

La presión que las industrias y corporaciones ejercen sobre los Estados y las instancias internacionales en materia de lucha contra la Catástrofe Climática se suceden. 

UNO. El primer ministro de Australia, el neoliberal M. Tony Abbott, eliminará la tasa sobre el carbono que afecta a las 500 mayores industrias contaminantes y emisoras de gases de la nación. Después de pregonar que la responsabilidad humana en la Catástrofe en una "absoluta gilipollez" (con perdón), anuncia que suprimirá varias agencias estatales relacionadas con el seguimiento del Cambio Climático, para ahorrar dinero a unos contribuyentes que soportan veranos abrasadores, pavorosos incendios regionales e inundaciones bíblicas .

DOS. En Europa, el Consejo de Transportes acaba de retrasar hasta 2024 la fecha en la que los automóviles deberán emitir menos de 95 gr/km de CO2, medida prevista para 2020. La presión de los fabricantes de automóviles de alta cilindrada sobre  Alemania ha sido decisiva, haciendo caso omiso de una decisión del Parlamento Europeo. En este asunto, se ha desvelado que la familia Quandt, propietaria del 46,7% del capital de BMW, entregó 690.000 euros al partido de la canciller Angela Merkel (CDU) cinco días antes del Consejo. 

TRES. La "tasa de carbono" sobre el transporte pesado por carretera, que debía entrar en vigor en octubre de 2013 en Francia, ha sido aplazada a 2014. La tasa, para camiones de más de 3,5 toneladas, se aplica para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y compensar la degradación de las carreteras. La presión de las corporaciones de transportistas ha pesado en el retraso y puede que posponga la aplicación de la tasa.