LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

lunes, 14 de abril de 2014

NEOLIBERALES LIBERADOS
Reguladores desregulados


Las entradas publicadas en “Naturaleza en vena”  tienen vocación ambiental y no deberían desbordar este ámbito. Sin embargo, el conflicto surge cuando la protección del medio ambiente y contener el cambio climático se entrelazan con asuntos sociales, económicos y políticos. La intromisión del medio ambiente y la catástrofe del clima en todos los campos es lógica, teniendo en cuenta que estamos ante un reto global y transversal.

Valga esta justificación para abordar las relaciones entre las políticas neoliberales que imperan hoy día en el mundo (y en el Reino de España) y sus relaciones con el entorno. De entrada, recordemos que el neoliberalismo es el paradigma del capitalismo puro. Sus más enconados defensores detestan la intromisión del Estado en asuntos de economía, aunque sea para proteger a la naturaleza, a los más pobres o a la democracia. Lo importante, dicen ellos desde los tiempos de Tatcher y de Reagan, es “desregular”.

Privatizar, desnudar de competencias al Estado y sus instituciones, controlar los bienes comunes (educación, sanidad, seguridad, energía, crédito, grandes infraestructuras,…), apartar o reducir el papel del Estado y sus mecanismos de defensa de los más débiles y del interés general,  son demandas permanentes del neoliberalismo. Gracias a la "desregulación", aseguran, se lograría mejor gestión, máxima eficacia y esa filosofía consistente en enriquecer enloquecidamente a una pequeña élite para que los sobrantes, las migajas de su riqueza, resbalen, escurran de entre los dedos de los poderosos y lleguen al resto de la sociedad.

Pero lo malo del neoliberalismo es… el propio neoliberalismo que abofetea a sus propios defensores. Desde hace un tiempo se está produciendo el sorprendente fenómeno de observar a empresarios y corporaciones industriales exigir al Estado más control y  regulación. La culpa de esta esquizofrenia la tiene el liberalismo económico que permite a los ciudadanos organizarse en sociedades cooperativas y de autoconsumo.

Después de las protestas y denuncias del sector del transporte por carretera contra Blablacar (compartir coche, compartiendo gastos de combustible), pidiendo una regulación,… Después de las protestas del sector energético contra los paneles fotovoltaicos en manos de los ciudadanos, exigiendo leyes coercitivas, llegan las protestas de la industria hotelera ante el crecimiento de la página web Airbnb. Los hoteleros piden al gobierno que regule este sistema social que ofrece cama y desayuno (Aire + Cama + Desayuno – Air, Bed aNd Breackfast) en casas particulares, compartiendo con el propietario gastos de energía o comunitarios, o bien totalmente gratis, a través de una página web.

Los empresarios españoles no dejarán nunca de sorprendernos. Durante décadas hicieron todas las trampas posibles, con la complicidad de los poderes públicos, para saltarse las regulaciones ambientales europeas hasta el punto de aupar al Reino a la cabeza de los estados miembros de la Unión Europea con más infracciones. Durante décadas han justificado sus vertidos y emisiones tóxicas, por la pérdida de puestos de trabajo que acarrearía cumplir con la regulación ambiental. Durante décadas han esgrimido la sagrada competitividad para dejar en la calle, o empobrecer, a millones de ciudadanos desregulando el mercado de trabajo. En las últimas dos décadas lograron desregular el uso del territorio, declarando urbanizable todo el país, desde los acantilados verticales y los espacios naturales protegidos hasta las playas. Conocemos las consecuencias de esas y de otras desregulaciones, como la financiera con sus activos tóxicos y sus “acciones preferentes”.

Ahora, esos mismos empresarios exigen regulación para detener iniciativas liberales ciudadanas. España resulta ser el tercer país del mundo donde más se usa Airbnb y es unos de los estados líderes europeos compartiendo coche. Los empresarios españoles deberían saber que el neoliberalismo puede ser muy indigesto si no se está preparado para asimilarlo en su plenitud.

Todos los sensores indican que la sociedad humana se encamina hacia una confrontación sin precedentes. El choque entre neoliberales desreguladores y la realidad de un clima catastrófico que exige severas regulaciones internacionales, para crear una economía baja en carbono, será una embestida de trenes. En el Parlamento Europeo, en la Comisión, los ciudadanos vamos a necesitar a representantes que entiendan la situación y sepan tomar las decisiones correctas. En mayo se celebran elecciones a ese Parlamento.