LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

lunes, 26 de octubre de 2015

EL REINO DE ESPAÑA EN PARÍS
Los tontos de la clase



París albergará, desde el 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre, a las delegaciones que asistirán a la COP 21. Para quien no esté familiarizado con este tipo de acontecimientos, se trata de la periódica reunión de las partes firmantes del Convenio sobre Cambio Climático (1992) y de las partes integrantes del Protocolo de Kyoto (196 países).

El tema de la reunión es tratar, por enésima vez, de disminuir las emisiones de gases invernadero que están recalentando el planeta. El objetivo sería no sobrepasar los 2º C de incremento de la temperatura media, respecto de la media registrada en 1990. Para ello, desde hace ya demasiado tiempo, se establecieron instrumentos para poner un límite a las emisiones de CO2 de cada país y, en caso de necesitar sobrepasar esas emisiones para “crecer”, comprar los derechos de emisión a naciones con sobrantes (pobres). (Mecanismos del Protocolo de Kyoto).

¿Resultado? Un caos absoluto, más emisiones, más contaminación, más calentamiento y un callejón sin salida. Los escenarios más optimistas sueñan con un acuerdo en París que limite el aumento en los +2,7º C, superando la línea roja de los +2º C señalada por el 97% de la comunidad científica internacional. Más allá de esta imaginaria frontera se entra en lo desconocido.

El círculo vicioso de las emisiones se nutre del propio sistema. Una perversión global y neoliberal del “laissez faire”, que detesta las regulaciones pero que busca alternativas “de mercado”, que admite ayudas públicas a los combustibles fósiles mientras maldice las subvenciones a las energías renovables. Entre tanto, el escenario del calentamiento sigue su curso y surgen nuevas inquietudes.


Espejos reflectantes en la central termosolar de Ouarzazate (Marruecos)
La ingeniería es española (SENER)


Las cada vez más frecuentes y prolongadas olas calor, unidas al incremento global de temperaturas, están haciendo al mundo más necesitado de refrigeración forzada. En ciudades como Bombay, el 40% de la energía consumida por la ciudad se utiliza ya para sistemas de aire acondicionado. Sin duda es una mejora de la calidad de vida de sus habitantes.

Perdón. Nos referimos a los habitantes más afortunados, evidentemente, no a los 12 millones de sus ciudadanos (64% de la población) que sobrevive en “slums” o poblados marginales, como el barrio de Dharavi (1.000.000 de personas en 3 kilómetros cuadrados en chabolas de hojalata recalentadas). Vemos que el fenómeno de la refrigeración se amplia y crece, aportando nuevos retos.

La energía destinada a “fabricar” frío en un mundo caliente será mucho más necesaria para mantener el flujo de alimentos para 9.000 millones de habitantes (2050). Habrá que aplicarse en refrigerar más comida, conservarla y transportarla allá donde se precise, en lugar de tirarla a la basura como hacemos ahora.  El frío será también imprescindible y más imperativo en la informática globalizada (redes y grandes servidores de sistemas), en los hogares, en la conservación de medicamentos o en la industria química y del plástico. Como ejemplo del reto climático que representa la refrigeración, un camión tráiler refrigerado emite 30 veces más partículas cancerígenas (PM) y seis veces más NOx.

Delegación vergonzante 

El Reino de España, como firmante del Convenio del Cambio Climático, estará presente en el COP 21 de París. Su papel debería ser discreto, como corresponde a un gobierno en funciones y amenazado con perder su mayoría absoluta diez días después de concluido el encuentro. Además, la delegación española representará a un gobierno que se ha manifestado muy beligerante contra del desarrollo de las energías renovables, a través de sus decisiones sobre las políticas energéticas nacionales.

Si el Reino de España quedará en la penumbra, quien brillará con luz propia en la COP 21 es el Reino de Marruecos. En este año 2015, el país magrebí inaugurará la primera fase de su central termosolar Noor 1, en Ouarzazate. Con una potencia instalada de 160 MW, la completa instalación dispondrá en 2017 de otros cuatro grupos solares, capaces de alimentar en energía eléctrica a un millón de hogares: Grupos de Ain Bni Mathar, Foum Al Oued, Boudjour y Sebkhat Tah,


El complejo solar de Ouarzazate generará energía para un millón de hogares marroquíes. 

Marruecos ha entendido perfectamente que no desea depender del exterior para conseguir energía. De momento, el 94% de sus necesidades energéticas llegan de fuera, en forma de combustibles fósiles alimentados con generosas subvenciones. El Plan Nacional Marroquí de Energías Renovables tiene como objetivo que el 50% de la energía eléctrica consumida en la nación proceda de fuentes renovables en el año 2020 (hidráulica, eólica y solar).

Lo verdaderamente edificante en este salto adelante de Marruecos, dispuesto a vender energía eléctrica limpia al Reino de España a  través del cable submarino tendido bajo las aguas del estrecho de Gibraltar, es que la ingeniería española SENER es responsable del diseño, construcción y puesta en marcha de Noor 1. 

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