LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

lunes, 16 de febrero de 2015

PESCA EN EUROPA
Peces y humanos al desnudo



La campaña de FishLove, una organización cívica que trata de proteger los recursos marinos frente al saqueo, ha desnudado a personajes más o menos célebres y les ha colocado sobre la piel un animal marino. Si algunas de las fotografías tienen una evidente faceta estética, la emoción se despierta al asociar la frágil desnudez de seres humanos y de peces.

Viene a tiempo para concienciar (a los que puedan, sepan y quieran) sobre las constantes amenazas que se ciernen sobre el océano a causa, entre otras muchas razones, de una explotación irracional. La campaña de FishLove coincide en el tiempo con otro Striptease, aunque menos estético. Es la desnudez pornográfica de la industria ballenera japonesa, dedicada a la matanza de cetáceos en aguas de Antártica justificada por sus fines “científicos”.

Tras décadas solicitando respetuosamente a los “científicos” nipones los resultados de su larga y concienzuda toma de datos durante la matanza, han tenido que exponer ante la opinión pública algunos de los objetivos I+D+i de sus campañas balleneras. El Excmo. Sr. Joji Moroshita, miembro del Cuerpo Diplomático del Japón ante la Comisión Ballenera Internacional, declaraba que las sangrientas campañas de caza de ballena habían generado más de 650 documentos técnicos y científicos.

Denunciado Japón ante la Corte Penal Internacional, y solicitados por los jueces esos centenares de documentos, solamente recibieron dos papeles. En ellos, después de matar 3.600 ballenas, al parecer se intentaba dar respuesta a tres interrogantes científicas de alto interés:

-          ¿Por cuánto dinero se puede vender en el mercado una ballena abierta en canal?
-          ¿Sabe mejor la ballena frita o a la plancha?
-          ¿Cuánto aceite produce una ballena y cuanto debe tirarse por la borda?

La ciencia aplicada a los mercados y al saqueo no conoce fronteras. Si los japoneses son unos genios en la materia, los estirados holandeses no se quedan atrás. Desde que el señor Piet Jan Verburg patentara su sistema de pesca eléctrico en 1992, la flota arrastrera industrial de su país ha batallado por instalar esta tecnología en sus buques que operan al sur del Mar del Norte. Por motivos meramente “científicos” y “experimentales”, el gobierno de los Países Bajos, con el visto bueno de la Comisión Europea, ha autorizado el método en 87 buques holandeses. Otros 12 británicos les han copiado.


Arrastrero del norte europea equipado para la pesca eléctrica

En el sur de Europa, la pesca brutal es mucho menos sofisticada. Es suficiente con asomarse a las costas para ver a sujetos vertiendo lejía en las charcas mareales para atrapar pulpos. Hasta hace poco, se usaba dinamita para pesca en ciertas costas del Reino de España (las malas lenguas comentan que todavía se emplea) y los arrastreros colgaban pesadas cadenas delante del copo para desenterrar a unas presas aterrorizadas ante lo que se les venía encima, dejando el fondo marino tras su paso como un páramo excavado y machacado.

Los pescadores del norte europeo no hacen esas salvajadas y recurren a la investigación científica y el I+D+i, que es mucho más elegante. Cada sistema de pesca eléctrica cuesta 400.000 euros, pero es cofinanciado generosamente por la Unión Europea. El sistema, caro, aseado y limpio, consistente en enviar impulsos eléctricos al lecho marino desde una malla de cables que se pasean por delante del copo.

 
Un pescador muestra alegremente su sistema de electrocución de peces y crustáceos a un público interesado

Gambas, cigalas, langostinos, lenguados, acedías, gallos y otra faunilla enterrada, reciben las descargas y saltan, electrocutados o  muertos, cayendo en los copos barredores que caminan detrás de la parrilla. En el caso de los peces, los chispazos les quiebran la columna y les paraliza los músculos, siendo fácilmente recogidos. Las hemorragias internas que provocan las descargas y las consiguientes infecciones que llega al consumidor, como en el caso del bacalao, carecen de importancia.

Los chinos, que llevan fama de saqueadores, usaron este sistema de pulsos eléctricos desde el año 2000. Equiparon con él a dos mil arrastreros para la pesca de gamba en el este del Mar de China y acabaron limpia y rápidamente con la pesquería. Las descargas mataban a las gambas, pero también a las huevas y las crías, esterilizaban la fauna del fondo marino y lo convertía en un desierto improductivo. El método fue prohibido apenas un año después, en el año 2001.

En el Reino Unido, los pescadores artesanales empiezan a quejarse de un sistema que deja el mar sin vida a su paso. La razón es que los artesanales no mantienen a poderosos lobbies en Bruselas que trabajan para “los mercados”, olvidando a los ciudadanos e ignorando los ecosistemas marinos… Perdón ¿los eco - qué?