LAS PENAS y ALEGRÍAS DEL MEDIO AMBIENTE, sus políticas y sus políticos.

jueves, 29 de septiembre de 2016

CAMBIO CLIMÁTICO Y PARIS
El Acuerdo de las Partes entrará pronto en vigor


Parece una burla descarada y seguramente lo es. Firmado el pasado 12 de diciembre por 189 naciones (la Partes), el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático ha sido ya ratificado por 61 países que, entre todos, suman algo más de 47% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Hasta aquí la noticia registrada el pasado 23 de septiembre.

Según el Acuerdo, para su entrada en vigor es necesaria la ratificación de 55 naciones y que dichas naciones sumen más del 55% de las emisiones mundiales. Superada ya la primera condición (hay ya 61 ratificaciones). Ahora falta por reunir otro 8% de emisiones para que se cumplimente la segunda condición. Es casi seguro que antes de final de año se consiga, ya que falta la ratificación de los 28 estados de la Unión Europea, con cuyas emisiones (9% del total) se alcanzará ese 55%.

Sin duda es una excelente noticia. Fuera del Acuerdo mundial ha quedado un puñado de naciones en guerra, muy enfadadas, en ruina o de tipo fanáticomedieval (Iraq, Siria, Yemen, Nicaragua, Niue, Arabia Saudita, Turkmenistán y Uzbekistán). Por si no lo saben, Niue es una isla del Pacífico donde viven 1.200 personas.

Sin embargo, los firmantes tienen por delante un compromiso casi imposible de cumplir. En realidad, y aunque termine entrando en vigor, el Acuerdo de París es papel mojado desde el momento en el que no contiene regulaciones que obliguen a cumplir las reducciones. En definitiva, consiste en 29 artículos poéticos y repletos de buenas intenciones, pero parecido a un sueño imposible que nuestros políticos, plenamente ¿conscientes? de su nulidad, se apresurarán a firmar ante las cámaras con trazo elegante y sonrisa bovina.
¿Por qué resulta casi imposible de cumplir y parece a una burla?   

Muy simple. El Acuerdo señala que deben hacerse todos los esfuerzos "posibles" para que la temperatura media del planeta no supere en 2º C la que existía al comenzar la Era Industrial. El plazo para el sueño se marca en el año 2030. Mejor aún, el Acuerdo insiste que, en realidad y por el bien de la Humanidad, sería muy deseable no superar 1,5 º C.

Siendo optimistas, aunque logremos situarnos en un aumento de 2º C, cumplir con el objetivo no evitará olas de calor más largas e intensas, que los recursos de agua potable en la cuenca mediterránea desciendan el 42% (¡Hola Murcia!, ¿Qué tal Almería?), que perdamos el 15% de los humedales de la Tierra (¡Adios, Doñana!) y que se destruya la práctica totalidad de los arrecifes de coral (¡Que te zurzan, simpático Nemo! Nadie te encontrará).

Poniendo toda la pasión y mucha voluntad… ¿El éxito es posible? Desde luego, siempre que a partir de hoy empecemos a quemar un 15% menos de carbón, petróleo y gas que ayer y nos mantengamos así para siempre. Si buscásemos reducir el aumento a los 1,5º C, la cosa se pone más complicada, al ser preciso reducir el consumo en un 40%. Hay que beber mucho vino tinto para creerlo. Por lo que se observa en el día a día, nuestra sociedad industrial y neoliberal no lleva ese camino. Sobre todo en ciertos países.

De momento, los señores del petróleo siguen bombeando crudo a un ritmo frenético, inundando los mercados y manteniendo el precio en el entorno de los 45 dólares por barril. El gas natural vive tiempos felices, con grandes proyectos para mover coches y buques en todo el mundo. Es verdad que a la hora de buscar y poner en explotación nuevos yacimientos las empresas se muestran reticentes, a causa de los bajos precios del petróleo. Pero siguen amenazando los posibles yacimientos del Ártico, mientras que los del fracking siguen apretando las tuercas a los políticos.

Seamos sinceros: hay otras soluciones para compensar la creciente presencia de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera, aliviando así los recortes en combustibles fósiles. Una consistiría en aumentar los sumideros naturales de carbono, creando más bosques y muchas más praderas. Desgraciadamente, tanto aceite de palma industrial, tanto cultivo de soja para piensos robado a las selvas vírgenes, tanta sequía  y tantos incendios no ayudan. Éste no parece ser un camino alternativo y seguro.

Otra solución consiste en reemplazar a los combustibles fósiles con biofuel. Lo malo es que se necesitarían cultivar 100.000.000 de hectáreas (tres veces la superficie de la India) con vegetales energéticos. Si dedicas esa tierra fértil a cereales destinados a ser convertidos en combustible para coche, habrá que ver cómo se alimentan 8.000 millones de bocas.

La siguiente idea es perfeccionar los sistemas de captura del exceso de CO2 en la atmósfera, para luego inyectarlo a presión bajo tierra. Hay algunas instalaciones piloto aquí y allá, pero son juguetes de niños ricos y no hay dinero para implantarlas de forma masiva. Además, ¿quién garantiza que el carbono sepultado se quedará ahí abajo tan tranquilo?

Con lo ya expuesto, la humanidad tiene ante sí tres caminos, como señala el visionario George Monbiot.
El primero es cumplir el Acuerdo de París, reduciendo la quema de hidrocarburos y creando, desde este momento, millones de empleos en el mundo gracias al desarrollo de las energías renovables y de las instalaciones domésticas de generación (el detestado autoconsumo). Son empleos que no pueden deslocalizarse y que utilizan los recursos energéticos de cada nación.

El  segundo es seguir como hasta ahora, obedeciendo a las leyes del estúpido mercado y de los especuladores que juegan a la ruleta rusa con los recursos naturales y nuestro futuro como especie inteligente. Es un camino sin salida, porque los hidrocarburos se agotarán, no se avanzará en la Transición energética, o se hará de forma patosa y dispersa. En pocos años regresaremos a los 140 dólares por barril y los superaremos. La fiesta acabará con otra crisis financiera global y otra violenta ruptura económica que destruirá millones de puestos de trabajo y empobrecerá a la humanidad.

La tercera vía es la que utilizamos en estos momentos: bombear crudo sin límite, agotar los yacimientos convencionales y baratos, no innovar y no invertir en energías renovables (incluso torpedearlas, como se hace en España), jugar con la idiotez del Fracking y de las pizarras bituminosas, y que los Estados sigan subvencionando los combustibles fósiles con cantidades galácticas de euros, dólares, yuanes y rublos con las que, de paso y necesariamente, se contamina y pudre a los peores políticos que el mundo ha conocido en los últimos 40 años. Este tercer camino no es que fomente el imparable Cambio Climático, sino que conduce la catástrofe climática.


Los primeros "jackets" para el proyecto Wikinger,
que reposarán en el fondo marino y soportarán los aerogeneradores,
Zarpan desde Puerto Real (Cádiz - España) rumbo a Alemania.
En España no existe legislación adecuada para instalar campos eólicos marinos, siguiendo el ejemplo de Bielorrusia, Austria, Suiza, el Paraguay, el Tchad o la Mongolia.

Hay esperanzas. Son pequeñas, pero se descubren en las páginas interiores de cierta prensa. En estos días, empresas españolas (Iberdrola y Navantia) ponen a punto las primeras estructuras de un formidable campo eólico marino destinado a las aguas costeras de Alemania (campo Wikinger, 80 aerogeneradores, 400 MW). ¡Quién lo pillara para instalarlo en aguas de Tarragona!, en lugar de mantener esa chatarra de plataforma que provoca terremotos (Proyecto Castor).

Más ilusión. El gobierno de Suecia acaba de bajar los impuestos a todos los negocios y empresas dedicadas a las reparaciones de todo tipo, para ayudar a que los suecos conserven por más tiempo sus máquinas y vehículos, limitando el derroche consumista. Más aún. El Parlamento de Holanda acaba de aprobar de aprobar (77 votos contra 72) la reducción en un 55% sus emisiones de carbono para el año 2030, ayudando a cumplir el Acuerdo de París. Para ello, habiendo previamente cerrado cinco de sus diez plantas termoeléctricas de carbón, han decidido cerrar las cinco restantes. Holanda ya no quemará más carbón.

Lo que decida hacer el Reino de España es un misterio aunque, conociendo el empuje, la audacia y la fina inteligencia de nuestros veteranos líderes, sabremos estar a la altura de las circunstancias. De momento y como pista de sus intenciones, el actual gobierno se parapeta en su interinidad para no firmar la Ratificación del Acuerdo de París. Será el único estado miembro de la Unión Europea que no lo haga, aunque funcione un Parlamento soberano capaz de legislar y de aprobar tratados internacionales. Los amigos petroleros y eléctricos del gobierno en funciones sonríen satisfechos. 

domingo, 25 de septiembre de 2016

OYAMBRE
La perrera de Cantabria




Dicen que el verano 2016 ha sido el más cálido registrado desde que existe la ciencia de la meteorología. Es bonito que la humanidad, siempre esforzada correteando detrás de sus líderes, progrese batiendo récords. Algunos de esos próceres, como un Monsieur llamado Nicolás Sarkozy que llegó a ser Presidente, acaba de restar importancia a la mencionada proeza al señalar, ante un distinguido grupo de empresarios franceses, que el hombre nada tiene que ver con el delicioso calentamiento del planeta (14 de septiembre de 2016).

Frases tan estúpidas conducen a la victoria y, seguramente, millones de franceses reelegirán a este Monsieur como su Presidente. La prueba de que la estupidez triunfa está en los votantes de Cantabria, región española que sufre una decadencia socioeconómica tan profunda que en breve tiempo se colocará al nivel de Extremadura. Allí y aquí siempre eligen a los mismos señoritos para ser gobernados. Aquí, la última vez que les dejaron escoger se acordaron de un antiguo empleado de banca conocido por sus “fans” como Revilluca.

Pensaba en estas bobadas mientras paseaba por la destrozada playa de Oyambre, cuya jurisdicción comparten un montón funcionarios y políticos cántabros. Perdón si les aburro, pero detestaría olvidarme de alguien en la lista de responsables:

En Oyambre manda el alcalde de Valdáliga, el alcalde de San Vicente de la Barquera, la Ministro de Agricultura y la Demarcación de Costas de Cantabria, la Confederación Hidrográfica del Norte, la Dirección General de Tráfico, el Presidente de Cantabria y varios amigos Consejeros en varios temas, los burócratas de Bruselas, el Patronato y el Director del Parque Natural de Oyambre y las Tinas, sus preparados técnicos y, por supuesto, los vecinos de Gerruca y Trasvia, los gestores de negocios turísticos hosteleros de la zona y, finalmente, los respetables usuarios.

Cada uno, a su manera, va dejando su huella en la playa. Eso tiene mérito porque entre todos están alcanzando grandes logros. Algunos, gracias a su tremenda capacidad financiera y de toma de decisiones, han conseguido incluso modificar la geología y el perfil de Oyambre. Otros, más ramplones, decoran la zona con chiringuitos, autopistas, aparcamientos, chabolas, casetas oxidadas y tubos de fibrocemento.

Los usuarios de Oyambre ensucian el enclave amontonando sus coches sobre la duna y las praderas volcadas hacia la playa. Los más sensibles, a falta de papeleras y contenedores a mano, ponen la guinda con su basura, convenientemente tirada en los accesos a la playa para que todos la disfrutemos. Los amigos de las mascotas dejan recuerdo con las cagadas de sus perros.

Este verano de 2016, las actuaciones que degradan Oyambre desde hace años, siguen muy presentes y han mejorado.

Ahí están las piedras de cantera amontonadas sobre el humedal protegido, a pesar de una sentencia firme del Tribunal Supremo que obliga a retirarlas después de considerar el nuevo acceso a Oyambre (Bypass) fuera de la Ley.
Ahí siguen campings y merenderos ilegales, levantados sobre terreno público y protegido por varias Directivas europeas.
Ahí sigue el centenario golf trepado en la duna, supuestamente sometido a expropiación urgente y forzosa para poder empezar los trabajos de restauración de un hábitat prioritario de la Red Natura 2000.
Ahí están las rayas amarillas en los bordes de la carreterilla, pintadas a brocha,  sinuosas y medio borradas, prohibiendo aparcar pero ocultas bajo docenas de coches mal aparcados.
Ahí continua el caos de tráfico y la ausencia de regulación por parte de las autoridades. Siguen milagrosamente vivas las dos alcachofas de ducha, dispuestas para el millar de usuarios de la playa, oxidadas y medio enterradas en la arena. Ahí sigue la poza de purines, seca porque ha llovido poco este verano a causa de ese llamado Cambio Climático.

Por supuesto, y a pesar de que los medios de comunicación anunciaran en junio de 2016 que el monumento al Pájaro Amarillo regresaba, ahí sigue su pedestal destruido y con la escalera adyacente a punto de caer por culpa de la erosión.


Depósito de viruta de alga en Oyambre. Agosto 2016

Grandes Novedades 2016

Parecía que poco más se podía hacer con Oyambre, salvo agrandar y profundizar los baches de la carreterilla, aumentar la contaminación por hidrocarburos en la duna aparcadero y en los resecos prados o acelerar la erosión general con la sequía y los 4x4 machacando praderas.

Esta temporada y gracias a la total ausencia de autoridades en la playa, algunos propietarios de perros han decidido que Oyambre es “su playa”. A principios de agosto arrancaron los carteles que prohibían la presencia de perros y la noticia llegó hasta el País Vasco y Asturias. En ciertos días de 2016, en la playa de Oyambre llegaron a reunirse hasta medio centenar de perros grandes y pequeños, sueltos o atados, peligrosos o cariñosos. La autoridad responsable, los Ayuntamientos concernidos y el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia CiviI, no se ha presentado. Tampoco lo han  hecho autoridades del Parque Natural, para evitar que perros sueltos persigan a especies protegidas por las dunas y pedregales de la playa, como el lagarto verde (Lacerta bilineata).  

Sin embargo, las muy preparadas autoridades regionales y locales, renovadas en sus cargos por la fidelidad de sus clientes, han encontrado nuevas y excitantes cosas que deshacer en Oyambre.

Es sabido que frente a las playas de Oyambre y de San Vicente de la Barquera, a una decena de metros de profundidad crecen magníficas praderas de un alga roja llamada “Gelidium corneum”, conocida como “Oca” por los lugareños. Las tupidas praderas son un espacio de desove y criadero de multitud de especies marinas. Cuando gobernaba en el Reino un general gallego, sus autoridades militares de marina permitieron, para explotar más velozmente los recursos naturales, que grupos de buceadores arrancaran a mano las algas y unos señores holandeses, que controlaban el negocio, hicieran unos dineros y repartieran algo por aquí.

Pasaron los años y las praderas murieron. Hubo que esperar siete largos años a que llegara la regeneración de la “Oca”, si es que llegaba. Entonces, el desarrollo nacional, con el entusiasta apoyo de las autoridades locales y regionales, impulsó la construcción de un buque provisto de una potente draga de succión que, mediante sus tubos y bombas, chupara las algas que quedasen y, de paso, destruyera a todo bicho viviente que en ellas se encontrara.

No contaban con los aguerridos ganaderos y agricultores de la costa. Si arrancaba todo ya no les quedaría el recurso de llegar a fin de mes recogiendo en las playas las algas desprendidas por el mar de fondo. Montaron barricadas en las carreteras y el negocio se hundió. Las autoridades siguieron en sus puestos y fueron de nuevo elegidas por los fieles votantes. Las algas se quedaron tranquilas durante veinte años, entre otras cosas porque quedaban pocas.


Variadas vías de acceso al aparcamiento dunar y al chiringuito.

No. No es el acceso a una playa de Gabón o de Guinea. El diseño es obra de esforzados hoteleros del lugar, transformados en Dirección General de carreteras paralela, con el consentimiento de las autoridades locales.
Se observa el delicado montaje de carteles, piedras y flechas que conducen, a modo de sugerente embudo , hacia el parking (de pago) de un vecino dotado de bar y tapas.

En 2016, las numerosas autoridades que velan por la paulatina destrucción de Oyambre han vuelto a consentir que los buzos cosechen la Oca.  Empezaron en la primavera y han sido meticulosos. Equipados con compresores que envían el aire a los buzos, las algas rojas son arrancadas y agitadas en el agua para desprender todo lo que a ellas se adhiere: otras algas rojas, algas calcáreas, invertebrados, crustáceos, huevas de peces y cefalópodos,…

Los restos de la esforzada siega llegan a Oyambre en forma de mareas de algas desmenuzadas, virutas y restos de la hecatombe que se produce en las praderas submarinas. En agosto, el baño ha sido casi imposible en el 50% de la extensión de la playa, con las aguas transformadas en una papilla granate y espesa.

Aunque las autoridades acusaban al “mar de fondo” del destrozo, lo cierto es que en julio y agosto no se han producido temporales en las costas de Cantabria. Lo que si había era una flotilla de buques algueros fondeados plácidamente y arrancando algas frente a las playas un día tras otro, favorecidos por la ausencia de temporales.

Las autoridades que velan por la salud pública en Oyambre permitieron, por desidia o ignorancia, que toneladas de virutas de alga se fueran amontonando en el arenal. Sin un previo estudio de la situación, los restos se depositaban sobre arcilla, dejada al descubierto por la erosión de la arena. La mezcla era ya imposible de retirar.

Con el paso de las semanas, unos tractores llegaron para adecentar lo imposible, agravando la situación. En lugar de retirar la capa de algas, la mezclaron con la poca arena existente y la enterraron. En la última quincena de agosto, un fuerte olor de anhídrido sulfúrico invadía la zona del Pájaro Amarillo.

La descomposición anaerobia de las algas enterradas bajo la arena, acelerada por las fuertes temperaturas de agosto 2016, produce anhídrido sulfuroso (SH2), fácilmente detectable por su olor a huevos podridos. Es un gas tóxico que afecta  a las vías respiratorias y provoca fallos cardiovasculares si existe una exposición larga.

En Oyambre, docenas de familias y de niños han tomado el sol y jugado en medio de arenales desprendiendo SH2, sin que nadie les advirtiera del riesgo. A principios de septiembre, en las costas de la Bretaña francesa, donde las algas verdes (Ulva armoricana) proliferan a causa de los fertilizantes agrarios y se pudren, un hombre de 52 años que practicaba Jogging murió súbitamente por fallo respiratorio.   

Entre tanto, el Cambio Climático ameniza las irresponsabilidades de tanta autoridad incapaz. La costa de Oyambre sigue su proceso de fuerte erosión y el nivel del Cantábrico continua su ascenso. Para alegrar al sufrido turista, un hostelero del lugar ha colocado los altavoces de su radio a la entrada de la playa, tronando bonitas canciones y sus correspondientes cuñas publicitarias. Ruido, perros meando en las toallas, arcillas pringosas bajo los pies, basura abandonada, caos circulatorio, algas y gases tóxicos. 

No nos podemos sorprender porque no nos merecemos menos.


domingo, 12 de junio de 2016

ELECCIONES EN ESPAÑA
Cosas de la política


Ha pasado un año, era en junio de 2015, cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicaban sendos estudios sobre la desigualdad de los ingresos (salarios) individuales en 100 países (FMI) y en las 31 naciones más desarrolladas del mundo (OCDE).

Las conclusiones de ambos estudios coincidían señalando que, entre los años 1980 y 2010, es decir, en los treinta años de imperio del neoliberalismo, las desigualdades individuales habían aumentado fuertemente y que seguían incrementándose, confirmando ser un freno para el desarrollo económico de los países concernidos. El FMI llegaba a pedir excusas por los errores cometidos y que tanto sufrimiento estaban causando a los más débiles y desprotegidos.

Los gobiernos, mayoritariamente dominados por la descerebrada doctrina neoliberal, no reaccionaron. En enero de 2016, la OCDE volvía a insistir en el error de unas políticas económicas que, dominadas por la volatilidad y la estupidez de los “mercados”, seguían profundizando en las desigualdades sociales y económicas de los ciudadanos europeos. La economía occidental se había convertido, definitivamente, en un casposo Casino de capital de provincia.

En febrero de 2016, la OCDE se dirigía expresamente a uno de los grandes gurús del neoliberalismo europeo, un tal George Osborne que ocupa el cargo de “canciller” de Hacienda del gobierno británico, aconsejándole renunciar a las políticas de recortes y aumentar el gasto público, en un intento de escapar de la espiral de pobreza que sume a buena parte de la población inglesa y europea. Hace apenas unos días, la OCDE ha vuelto a la carga. Un nuevo informe ponía de manifiesto la estúpida política económica imperante, pidiendo poner fin a la austeridad y a los recortes.

Termino de leer la última publicación de tres economistas franceses titulada “L´entreprise liquidée” (La empresa liquidada). Profesores en las universidades de París y Lille, los autores (Aubrey, Dallery, Rigot) analizan los esfuerzos del gobierno neoliberal-socialista de Francia, y sus necias propuestas en defensa de las empresas. Manteniendo el sistema neoliberal, en Francia se ofrecen cataplasmas llamadas Crédito de Impuesto para la Competitividad y el Empleo, Pacto de Responsabilidad, Ley del Trabajo o la Ley Macron, que tienen a buena parte de los trabajadores franceses en pie de guerra.

Craso error, balas de fogueo para enmascarar la realidad. Si se desea proteger a la empresa para que siga siendo una herramienta de creación y distribución de riqueza y empleo, las políticas neoliberales no sirven mientras continúen siendo protegidos los peores enemigos de las empresas: las finanzas.

Desde hace 36 años, justo el período de tiempo analizado por el FMI y la OCDE en su estudio sobre la desigualdad, los mercados financieros (las finanzas) han impuesto su visión cortoplacista a las empresas, se han dedicado a presionar a las empresas para que distribuyan más dividendos, han reducido los proyectos de inversión y mantenido, solamente, los más rápidamente rentables, ha destruido el crecimiento y el empleo engendrando una sucesión de burbujas y crisis que han favorecido las desigualdades.

¡Vaya! Pues parece que ya tenemos identificados a los responsables de tanta miseria. Entre la Ruleta imbécil de la “economía financiera” y la estupidez de la contención del déficit y de los recortes, los idiotas de siempre han logrado estancar la economía de Europa.    

¿Tiene solución? Siempre la tiene, si se conocen las causas del problema. La respuesta es volver a colocar a los economistas financieros y sus mercados en el asiento de atrás del coche (mejor en el maletero) y no volver a permitir que se hagan con las llaves de contacto y, muchísimo menos, que ni rocen el volante. Pero antes del traslado hay que entregar el finiquito a los políticos que cedieron las llaves a los croupiers del Casino a cambio de propinas personales.

Otras reflexiones europeas profundizan en los actuales devaneos y demencias. Suelo seguir de cerca al periodista francés Jean Quatremer (Nancy 1957). Corresponsal en las instituciones comunitarias desde hace décadas, conoce al dedillo las majaderías de la Comisión y vive de cerca el imparable desplome de la Unión Europea, profundamente infectada de neoliberalismo.

Con motivo del “Brexit” del Reino Unido, que será votado en referéndum el día 23 de junio, su reflexión sobre la eventual salida británica de Europa llega cargada de racionalidad. No puedo reprimirme ofrecer, traducida libremente, su irónica reflexión sobre este eventual “Brexit”

Amigos ingleses:
En vista de que sois los únicos tentados por el “Brexit”, no os dejéis convencer por los argumentos de los partidarios de quedaros y votad por salir el 23 de junio. Aunque debo ser honesto: en realidad, a vosotros no os interesa en absoluto abandonar la Unión Europea. Es evidente que los partidarios del “Brexit” os mienten al intentar haceros creer que, en solitario, os defenderéis mejor en un mundo ya dominado por Estados Unidos, Asia y, mañana, por África. Sobre todo, teniendo en cuenta que la Europa que detestáis está ya entre vuestras manos ideológicas, hasta el punto de gobernar a 28 naciones en vuestra lengua.

Pero eso no importa. Yo defiendo aquí el punto de vista de la Unión. Y es por su interés por lo que debéis largaros de ella. Si os quedáis nos vais a envenenar la vida más que nunca. ¿Por qué? Porque David Cameron será el único líder europeo capaz de haber ganado un referéndum sobre Europa y jugará entonces un papel mucho más central en el juego comunitario. Él y sus sucesores negociarán concesión tras concesión hasta enterrar, para siempre, el sueño federalista de los padres de Europa y completar la transformación del Viejo Continente en una zona de Libre cambio cada vez más entregada.

Toda esperanza de un renacer europeo quedará definitivamente sepultado. De hecho, la Unión se está muriendo, carente de la voluntad de los líderes europeos de llegar más lejos. Los escenarios nacionales están ya dominados por soberanistas que confiscan el debate, e incluso el poder, como sucede en la Europa del Este.

Los valores europeos han volado en pedazos, como lo demuestra el abandono del derecho de asilo, y los partidos de gobierno piensan que unas elecciones solo pueden ganarse desde el euroescepticismo, a pesar de que la última elección presidencial en Austria ha mostrado justamente lo contrario…

Si votáis quedaros con nosotros, el temor de un inmediato hundimiento de la Unión, muy costoso política y económicamente, desaparecerá. Entonces ¿Para qué correr riesgos electorales cediendo los estados miembros más soberanía, como pasó durante la crisis de la Zona Euro? Sobre todo, teniendo en cuenta que estas cesiones de soberanía no producen efectos que años más tarde. Es mejor quedarnos cómodamente instalados en las conquistas europeas, cada día más atacadas.

En definitiva, amigos ingleses, vuestra permanencia en la Unión Europea evitará una crisis inmediata, pero frenará permanentemente el proyecto europeo hasta su desaparición final. Europa, que deseaba pesar sobre un mundo donde Occidente terminará siendo un apéndice desdeñable, no será otra cosa que un proyecto fallido que hará sonreír a los dirigentes chinos, hindúes o americanos.

Únicamente vuestra salida estruendosa permitirá a Europa rebotar, aunque yo nunca confié en las “crisis saludables”. Europa está ya en estado de coma y solamente un fuerte choque podría despertarla y obligar a los dirigentes más visionarios (si es que nos queda alguno) a reaccionar para evitar el desmoronamiento.

Vuestro sacrificio por el bien común europeo tendría un aura de grandeza. Un sacrificio que, lo reconozco, podría desembocar en la desaparición del Reino Unido, ante una Escocia y una Irlanda del Norte tentadas por la independencia. En el fondo, sería la cuarta vez que acudiríais en auxilio de las divididas tribus europeas, después de vuestra lucha contra el Imperio francés y contra los dos Reich alemanes, al precio de grandes sacrificios.

Entonces, amigos ingleses ¡un poco de valor! Dejaos convencer por esos brillantes líderes, como Nigel Farage o Boris Johnson, que, en el fondo, solo buscan el bien de los europeos. Os prometemos que dentro de veinte años os dejaremos volver. Eso sí, con la condición de regresar con una cuerda al cuello y con hábito de penitente: un pequeño precio a cambio de salvar el sueño europeo.


Jean Quatremer

viernes, 20 de mayo de 2016

TRANSPORTE  AÉREO Y CONSPIRACIONES
Esto es lo que pasa





Me he resistido durante meses antes de entrar, con desgana, en el universo patológico de los chemtrails. Lo hago ante la perseverancia de los promotores de una historia que tiene su parte de cabeza, pero también tiene una buena parte de culo (con perdón). Creo que lo más lógico es empezar el asunto por la cabeza.

Llevar a un pasajero en vuelo de Londres a Nueva York emite la misma cantidad de CO2 que calentar su casa durante un año

El transporte aéreo, con sus emisiones de gases de efecto invernadero y su papel en el cambio climático, tiene una deuda pendiente con los ciudadanos. Es una deuda pequeña, comparada con las emisiones del transporte por carretera, de la industria, de la generación de energía eléctrica o de la agricultura intensiva. En realidad, el transporte aéreo sería responsable del 2% de las emisiones de CO2 y del 3,5% del total de las emisiones a nivel global, especialmente de los NOx.

Sin embargo, con arte, gran habilidad y mucho lobby, el transporte aéreo se escurre, escapa y busca mil razones para mantenerse alejado del Protocolo de Kioto y de las obligaciones a las que se someten el resto de las fuentes contaminantes. Hasta la fecha no existe un mandato internacional claro que establezca calendarios, límites y plazos para medir o disminuir las emisiones procedentes de aviones. En la Conferencia del Clima de Copenhague (diciembre 2009), la aviación civil pasó de puntillas. En la Cumbre de París (COP 21 - diciembre 2015), sucedió lo mismo.

Buques vs aviones

Para entender el conflicto, la OMI (Organización Marítima Internacional - Naciones Unidas) regula las emisiones de gases por la flota mercante internacional. Existen límites en el contenido en azufre de los combustibles usados por los buques y se revisan sus emisiones en puerto. Se han declarado áreas marinas controladas (ECA – Emission Control Areas) con bajas emisiones de azufre (Canal de la Mancha, Mar del Norte, Báltico, costa de los EE.UU) y se preparan nuevas áreas protegidas (Mediterráneo). Los escapes de los buques son examinados y medidos en los muelles y se extiende el uso del gas natural licuado (GNL) como combustible alternativo al fuel pesado (HFO) y el gasóleo (MDO).


Cielos atravesados por contrails sobre la zona sureste de Estados Unidos
Los rastros de los vuelos comerciales son claramente visibles desde el espacio

En Europa, los camiones deben someterse a normas estrictas, precisando incluso de sistemas de reducción catalítica selectiva (SCR) a base de urea para eliminar los NOx, usando gasoil con bajo contendido en azufre. Por su parte, los automóviles están regulados desde fábrica (un poco menos de lo deseable) y se someten a las ITV y a límites para su circulación en numerosas ciudades, según sus emisiones.

Los aviones no tienen límites previstos. Nadie cuantifica los gases de escape de un avión en la pista o hangar de ningún aeropuerto y no existen espacios aéreos con limitación de emisiones. La IATA (Asociación Internacional de Aviación Civil) se llena la boca con la eficiencia, los combustibles menos contaminantes e incluso con el biofuel de aviación, pero son pura fantasía y esfuerzos de greenwashing. Hacen lo que les da la real gana y ahora, con los precios bajos del petróleo, las políticas de ahorro energético de las compañías aéreas duermen en los cajones.

Cada vez más aviones

Pero el problema está creciendo porque el número de pasajeros aumenta una media del 5% anual en todo el mundo. Según el Banco Mundial, son ya  3.500 millones de pasajeros al año. Aunque la IATA no es excesivamente transparente en sus datos, en los cielos del planeta se mueve una flota compuesta por 25.000 aviones y se espera que llegue a 40.000 en el año 2032. China acaba de concluir su Plan Quinquenal (2011 – 2015) con 82 nuevos aeropuertos. Brasil dispondrá de 71 nuevos aeropuertos hacia 2020.

Desde el año 1990 las emisiones de gases se están reduciendo o estabilizando en todos los sectores del transporte, salvo en la aviación internacional. Los gases de nitrógeno se han duplicado en 25 años y el conjunto de gases ha crecido el 116%.

La ICAO (International Civil Aviation Organization), agencia de Naciones Unidas con 191 estados miembros y con sede en Montreal, estima que las emisiones de los vuelos en 2020 serán un 70% superiores a las registradas en 2005. Si bien el documento final de París (COP 21) no menciona los aviones, invita a la ICAO a trabajar sobre un sistema de medidas reductoras que atienda a los requerimientos de un “mercado” global (MBM – Market Based Measures). Llevan debatiendo en ello desde hace años y lo harán durante muchos más porque es un asunto puesto en manos de los sacrosantos  “mercados”.

¿Qué quiere decir Market Based Measures? Sencillamente, que hay que tomar medidas sin perjudicar el libre funcionamiento del mercado. Por ejemplo, que sería inaceptable erradicar el sistema de puntos de las compañías, que fomenta el transporte aéreo, o que sería complicado erradicar las subvenciones públicas a las compañías aéreas por volar desde y hacia determinados aeropuertos, como la tasa que ciertas regiones españolas pagan por cada pasajero que despega desde su aeropuerto local.

En la Unión Europea, las emisiones de la aviación doméstica (comunitaria) están más controladas. Desde 2012, los vuelos interiores y entre estados miembros se incluyen en el sistema EU.ETS (Emissions Trading System), pero los vuelos internacionales escapan al control comunitario.  Y no hay más.

Las rutas y los contrails (Condensation Trails)

En este contexto de proliferación del tráfico aéreo aparece un factor nuevo. Nació en septiembre de 2001, tras el atentado contra el WTC de Nueva York. Durante los días en los que el tráfico aéreo en Estados Unidos quedó cerrado, las temperaturas diurnas medias en diversos Estados del oeste creció. El cielo se vio libre de los contrails y disminuyeron las nubes altas que son capaces de desarrollarse por su causa (tipo cirrus) y que  filtran la radiación solar.

El personal empezó a fijarse en estos contrails, especialmente abundantes en determinadas rutas de navegación y cerca de radiofaros, aeropuertos y puntos de control aéreo. Era gente con muy mala memoria o muy joven, ya que los contrails nos han acompañado desde que los vuelos treparon en altura a raíz de los bombarderos que desde 1943 atacaban Japón y Alemania.


Contrails generados por bombarderos B 29 Boeing Superfortress norteamericanos en la Segunda Guerra mundial. Aunque no empleaban motores a reacción, el calor desprendido por los motores a hélices a gran altura empezaron a marcar el cielo con estelas de condensación. 

Como los rastros de vapor de agua (condensación, congelación y sublimación) que dejan los aviones son caprichosos, dependiendo de la higrometría de la atmósfera en la zona del vuelo, permaneciendo escasos segundos o largas horas, reduciéndose o expandiéndose según los vientos y los frentes, alguien se mosqueó. Como el tráfico aéreo crecía a buen ritmo, en parte gracias a los vuelos “low cost”, los contrails eran progresivamente más abundantes.

Algunos pensaron que aquello no era natural y estaba manipulado para forzar una abundancia de vapor de agua que, actuando como nubes artificiales, “tapara” la radiación solar y minorase el efecto invernadero. Mejor todavía: una vez lanzada la idea, aquellas nubes prefabricadas serían un oculto proyecto de geoingeniería para combatir el cambio climático. En el asunto estarían metidos los de siempre, gobiernos, grupos de presión, empresas, científicos y meteorólogos. 

La caja de resonancia fue Internet y la historia dio un paso adelante al recordar que, desde 1920, y mucho más a partir de 1950, los agricultores intentaban provocar la lluvia sembrando las nubes medias y bajas (cúmulos y nimbos) con partículas aglutinantes, como el yoduro de plata o el CO2 congelado (nieve carbónica).

Manipulando el clima y las mentes

Con el sector del transporte aéreo fuera de control en sus emisiones y causando molestias a los vecinos próximos a los aeropuertos, era muy fácil elucubrar. Para una parte de la opinión pública, la manipulación del clima terrestre se estaría haciendo a nivel global y la siembra de nubes sería un estadio superior al de la simple creación de nubes. No bastaban el calor desprendido por los reactores y las emisiones de gases de combustión, totalmente invisibles desde tierra y donde se incluían CO2, SOx, NOx, PM, residuos de aditivos y partículas metálicas de los propios motores. 

De poco sirvió que físicos y meteorólogos advirtieran que los contrails no se formaban exclusivamente de día y que los vuelos de altitud y larga distancia se efectuaban generalmente de noche. El resultado era que la eventual bajada de temperaturas diurnas por causa de los cirrus potenciados por los aviones, era compensado con las altas temperaturas nocturnas que provoca un cielo más cubierto y que frena la radiación.

Lo cierto es que las últimas comprobaciones efectuadas por la OMM (Organización Meteorológica Mundial) en el Reino Unido, informaban de temperaturas nocturnas superiores en 1ºC  a lo habitual por culpa de los contrails. En efecto, frenar el cambio climático con aviones no era buen negocio.

Depósitos de agua a bordo de un Boeing 747 en el año 1969 para pruebas de carga y configuraciones del centro de gravedad del avión. Los depósitos están interconectados.

 
Equipos de pruebas de estabilidad y de centro de gravedad en 2010. Se repiten los depósitos de agua conectados entre sí y a sistemas informáticos

Los partidarios de la teoría encontraron pronto una nueva razón para aquellos rastros en el cielo: las emisiones, tan claramente visibles, no eran solamente vapor de agua sino fruto de la siembra de productos químicos secretos. Las compañías aéreas mundiales (pilotos, azafatas, maleteros, aeropuertos, empleados, directivos y autoridades) estaban metidos en un tenebroso asunto. Había un enorme pacto de silencio y el que hablaba sufría graves consecuencias. Ya no eran contrails, sino chemtrails (chemical trails – rastros químicos).  Hasta el llorado cantante Prince lo decía en una bella canción de amor:

You and me watching the jets go by
Oh, ooh, oh, ooh, oh,,
You and me watching the sky for the chemtrails


Por los escapes de los reactores de Ryanair, Iberia, Thai, Lufthansa o Aeromexico salía de todo: metales pesados, aluminio, nanotecnología, virus e incluso peligrosos ftalatos (hormonas femeninas) en forma de filamentos tan finos y pegajosos como el hilo de una araña y dotados de vida propia, capaces de caer del cielo para adentrarse en las personas, recorrer sus venas y tejidos para brotar, tiempo después, por los ojos y atravesando la piel, dinamitando la medicina, la anatomía y el funcionamiento fisiológico del cuerpo humano.

Lo dicho. Ya no se trataba de frenar el cambio climático sino de gasear a la población con oscuras intenciones, aunque las más probables eran inducir cáncer (somos demasiados y la Eugenesia es una opción), adormecer conciencias, aplacar cóleras sociales y someter al pueblo. Ya hemos llegado al culo del tema (con perdón).

En una posterior y más reciente etapa del complot, las compañías aéreas de transporte de viajeros fueron descartadas por ser poco fiables. En realidad, estaríamos ya ante un proyecto de la OTAN o del Pacto de Varsovia  o del venezolano Maduro, usando innumerables aviones militares que darían estudiadas vueltas sobre las zonas más pobladas y las grandes ciudades vertiendo sobre la inocente peña cosas muy espantosas.


La canciller Angela Merkel visita el interior de un Airbus A380, equipado con depósitos de agua para las pruebas de vuelo a plena carga.  

En apoyo de esta idea había fotos extraordinarias. La definitiva estaba en el interior de uno de esos supuestos aviones cargados de vasijas conteniendo los venenos. Había personas risueñas visitando las supuestas y terribles instalaciones, destacando entre ellas la sonriente Canciller de Alemania, Angela Merkel, que se había dejado hacer varias fotos en tan fea situación y que han alborotado Internet. 

El lector interesado puede observar que la foto está identificada con el logo de una tal International Chemtrail Association que, aunque no es su propietario tiene la desfachatez de ponerle su crotal en la oreja. 

La guinda final

Como las fotos de Angela Merkel resultaron bastantes toscas, se empezaron a publicar en Internet fotos y vídeos donde se apreciaba cómo surgían del extremo de las alas o de la panza de un avión chorros de líquido en pleno vuelo y que, sin lugar a dudas, era la prueba definitiva. Veneno es, desde luego, al tratarse de queroseno de aviación (Jet A1). La explicación es que cuando un avión debe desprenderse de parte de su combustible por razones de seguridad y ante un aterrizaje de emergencia (maniobra de debunking), emplea estas válvulas (Fuel dump outlet), como se muestra en estas dos fotografías:








Para terminar, quedaría hacer una serie de profundas reflexiones sobre la especie humana y sus enigmáticos resortes cerebrales. Pero la única que haré es lo verdaderamente mal que se crea, gestiona y transmite la información. Especialmente a través de este maravilloso espacio de libertad que se llama Internet. Para cerrar, la aviación comercial tiene una asignatura pendiente con sus emisiones y sus ruidos. Es posible que este oscurantismo, esta resistencia al control democrático, que esos aeropuertos y esas nuevas pistas impuestos contra la voluntad de los ciudadanos (Frankfurt, Nantes, Heathrow, Chicago, Bermuda, Hannover, Siena, Bruselas, Berlin, Viterbo, Barbados,...) tengan algo que ver. Pero, a pesar de todo, la aviación sigue siendo el más seguro sistema de movernos por el mundo y se ha puesto al alcance de casi todos. 

Si algún lector desea profundizar en este estrafalario tema solo tiene que deleitarse con la página web http://contrailscience.com/ Ahí encontrará algunas respuestas a sus inquietudes metafísicas. Aunque le advierto de antemano que se dará de bruces con la seca, fría y técnica realidad.

miércoles, 18 de mayo de 2016

PORTUGAL 1 – ESPAÑA 0  
URGENTE
La resaca del “canarión” Soria


Planta solar en Moura (Portugal)


Miércoles 18 de mayo de 2016. A las 20:45, hora oficial, se confirma la bofetada. Nuestra vecina Portugal acaba de batir una marca envidiable. Desde las seis de la mañana del pasado sábado 14 de mayo hasta las siete de la tarde de hoy miércoles, el país ha vivido exclusivamente gracias a energías renovables.

En casi cuatro días consecutivos(107 horas), Portugal no ha emitido una sola molécula de CO2 para generar toda la energía eléctrica que ha necesitado. No ha precisado importar fuel, ni gas natural, ni uranio, ni carbón. Solo ha usado agua de lluvia, sol y viento. Todo portugués. Todo nacional. Las fuentes han sido eólica, solar e hidráulica. Es un acontecimiento para una Europa que acababa de conocer otro hito energético, esta vez en Alemania. El pasado sábado 14 de mayo, la práctica totalidad de la electricidad consumida en el país fue renovable y durante unas horas el coste de producción de la energía resultó negativo.

Como señalan todos los expertos en energía (salvo variados cretinos españoles), la península ibérica confirma su potencial extraordinario para abastecer a toda Europa en energías limpias y baratas. Portugal lo acaba de demostrar y se prepara para convertirse en nación exportadora, junto con Marruecos. Es lo que hace Dinamarca, que produce ya el 140% de la energía eléctrica que necesita gracias sus campos eólicos exportando el sobrante a sus vecinos.

El Reino Unido, por su parte, ha conocido un hecho sin precedentes desde 1882. Durante la segunda semana de mayo de 2016, en cuatro ocasiones que sumaron seis horas la red eléctrica británica ha prescindido de la energía generada por la combustión de carbón en plantas térmicas. Es un acontecimiento inédito, aunque lógico al saber que la producción eléctrica doméstica de particulares (prohibida en España) experimenta crecimientos tan fuertes que llegan a duplicar en megawatios al carbón. En el Reino Unido, además, la Iglesia Anglicana ha apostado por las energías renovables y más de 400 templos y vicarías del país ya exhiben paneles fotovoltáicos en sus cubiertas y fachadas. 


Las centrales térmicas de carbón del Reino Unido dejaron de funcionar en cuatro ocasiones en la semana del 9 al 13 de mayo. El objetivo del gobierno es clausurar esta forma de obtención de energía eléctrica en 2025.  


En España, la Iglesia Católica no entra en temas tan vulgares. En realidad, tras ocho años gobernados por estúpidos socialistas, seguidos de cuatro años gobernados por estúpidos neoliberales, la generación de electricidad, su distribución y comercialización sigue en manos de los lobbies eléctricos y de las petroleras, bloqueando cualquier intento de conseguir la independencia energética y ensuciando el orgullo de ser español. El menospreciado Portugal nos acaba de mostrar el camino. Su bofetada escuece porque nos coloca en nuestro sitio, junto con los más torpes y descerebrados. 
¿Seremos capaces de echar de las administraciones y del gobierno a toda esta gente inútil, a golpe de humilde papeleta y ponerlos a trabajar? 
HA LLEGADO LA PLAGA
La acuicultura y otras maldiciones


Corría el año 2000 y nuestro equipo de rodaje deambulaba por tierras y mares de la Patagonia chilena, trabajando una serie documental titulada “Los océanos del hombre”. Recalamos en Puerto Chacabuco, salida al mar de la ciudad de Aisén, para filmar las novedosas granjas de salmón instaladas por una multinacional española (puerto Aguirre). La costa de Aisén consiste en una miríada de islas e islotes apretados, recubiertos por espesos bosques de magnolio y abrigados por una densa capa de nubes que vierte lluvias permanentes 350 días al año.

Desde tierra firme hasta el mar abierto hay más de ciento veinte kilómetros de fiordos, canales y ensenadas cuyos fondos marinos caen hasta los 1.000 metros. Aquí, la cordillera de los Andes se sumerge en el Pacífico y las cumbres, recubiertas de glaciares, son quienes forman este abarrotado archipiélago. La región era de una pureza natural inmaculada, únicamente asaltada por los pescadores de merluza “austral” y los cosechadores de “locos” (Concholepas concholepas)


Una granja de salmón en la Patagonia chilena


Las granjas de salmón constituían entonces una novedad en Chile. Instalados en medio de un maravilloso espacio natural, el único enemigo de los miles de salmones que engordaban en jaulas flotantes eran las manadas de lobos marinos (otario de Patagonia) que, de noche, desgarraban las redes para degustar su plato favorito y, de paso, facilitar la huida masiva de la producción. Para espantarlos, los empleados empleaban fusiles.

Nuestra visita a Chacabuco era la continuación de otro largo viaje que nos había llevado hasta las granjas de ostras perlíferas de la Polinesia Francesa (atolón de Takaroa). Nuestro trabajo nos estaba confirmando que el cultivo intensivo del océano no era una actividad inocente, que terminaba causando plagas víricas y bacterianas entre los animales cultivados, severas alteraciones en las aguas locales por acumulación de heces y alimentos no consumidos, explosión de parásitos, eutrofización y muerte por anoxia de amplias áreas marinas.

Habíamos visto y grabado la pesadilla de la acuicultura en Guayaquil (Ecuador), con sus gigantescas granjas de camarón diezmadas por el virus “white spot” importado desde Tailandia. La habíamos observado en Galicia (España), con las rías sometidas a recurrentes plagas de algas tóxicas que afectaban al semicultivo del mejillón y obligaban a mantener un complejo laboratorio y un sistema de análisis y alarma temprana situado en Vilajoan.


Masiva muerte de almejas en la costa de Chiloé el 9 de mayo de 2016

Es cierto que en los últimos dieciséis años la tecnología ha solucionado muchos de estos problemas de pubertad. Sobre todo, han marcado los límites a una explotación irracional de la acuicultura. Pero entre medias, completos atolones del Pacífico se han envenenado, como en el caso de Takaroa y sus perlas negras, abandonado por los criadores de ostras después de sufrir una plaga devastadora, aunque esperada, que envenenó la laguna hace seis años.

En Chacabuco y en Chiloé, la plaga ha llegado de forma masiva. Más de 2.000 kilómetros de costa han sido emponzoñados por una explosión de algas tóxicas que ha destruido la pesca local y ha causado daños en las personas. No nos sorprende y aquí están las razones: en 2014, Chile produjo 895.000 toneladas de salmón y se usaron 563.000 kilos de antibiótico para los peces enfermos de una bacteria (SRS – Piscirickettsiosis) que les causaba hemorragias en hígado y bazo hasta matarlos.

En Noruega, en 2013 se produjeron 1.300.000 toneladas de salmón y se usaron únicamente 972 kilos de antibióticos. A finales de 2014, las bacterias en los salmones chilenos mostraban señales de resistencia al antibiótico y eran observados con recelo por importadores de Estados Unidos (Supermercados Cotsco y Walmart)

Muerte masiva de sardinas en la costa de Temuco (Chile) en 17 de mayo de 2016


El origen de la actual plaga tóxica es oficialmente desconocido. Pero está en la acuicultura, en el exceso de nutrientes y orgánicos (nitrógeno, fósforo) presentes en el agua marina y en la subida de las temperaturas. Quizá ese medio millón de kilos de antibióticos espolvoreados en las aguas de Chiloé no ha ayudado. El sector de la acuicultura del salmón chileno ha quedado destruido y, teniendo en cuenta el confinamiento de unas aguas apresadas entre las islas y sin apenas corrientes, se necesitarán décadas para regresar a la normalidad.

En Noruega, el negocio del salmón también pasa por una fase delicada. El ataque de los parásitos en los fiordos es incesante, las tasas de mortalidad crecen y queda poco espacio físico para aumentar la producción. Los criadores buscan aguas vírgenes para sus peces y creen haberlas encontrado en las rías gallegas más septentrionales (Ría de Muros). Si se convierte en la alternativa al mejillón, se destruirán miles de empleos.

La plaga, en pura realidad, no son las microalgas que matan, descomponen vientres o causan amnesia. Tampoco son esos pequeños artrópodos que se pegan a las escamas de los salmones para chuparles la sangre hasta matarlos. No son los gusanos anisakis que infestan a las merluzas o las anchoas del Atlántico. La plaga somos nosotros y quienes se supone que deben corregir nuestros excesos.


Alevín de salmón atacado por el artrópodo
Lepeophtherius salmonis 
La concentración de peces en las granjas facilita su proliferación
y amenaza a los salmones salvajes


Mientras Chile sufre las toxinas, en Europa nos señalan los excesos de la agricultura y sus ingentes fertilizantes a base de amoniaco (NH3) formando partículas duras de menos de 2,5 micras de diámetro que vuelan por los aires. Esas partículas, brotadas de campos masivamente nitrogenados y fosfatados, se refuerzan con la enorme inundación de purines generados por una ganadería en quiebra técnica y capaz de matar lentamente a los agricultores y ganaderos europeos (Crisis de los desparasitadores para ovejas, organo-fosfatados, que provocan esclerosis múltiple en el Reino Unido, abundancia de Parkinson en la agricultura francesa, causada por los pesticidas).

Las partículas del campo abarrotado de químicos viajan hasta las ciudades, donde se juntan con las PM emitidas por los motores diesel y se hunden en lo más profundo de los alvéolos pulmonares del ciudadano, generando 400.000 muertes prematuras al año entre los mayores de 30 años (Programa 2005 CAFE (Clean Air for Europe).

¿Está todo perdido? Es fácil ser pesimista en las actuales circunstancias. Sobre todo a la vista del ganado que todavía nos gobierna gracias a nuestros estúpidos votos. Pero por encima de tanta estulticia, tanta cobardía y tantas ansias de bienes materiales hay muchas personas admirables y lúcidas que nunca desfallecen. Una se llama Salvador Rueda Palenzuela y dirige, con un formidable equipo de mujeres y hombres, la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona.


Cada supermanzana en Barcelona está formada por nueve manzanas. El tráfico se efectua por la periferia,
permitiendo un pequeño tráfico local y residencial en las calles del interior. La primera Supermanzana se pone a prueba en este año 2016 

Desde hace más de veinte años, Salvador se bate por reformar una de las ciudades con el aire más contaminado de Europa. Trata de impulsar su proyecto de Supermanzanas en el Ensanche barcelonés y su Plan de Movilidad, limitando el tráfico privado en la ciudad, potenciando el transporte público y reduciendo hasta el 21% los gases contaminantes. Su proyecto, inteligente, deslumbrante, modélico, complejo y puesto a prueba durante años está a punto de hacerse realidad.

El anterior ayuntamiento de Negreira (A Coruña) también quiso adoptar un eficiente Plan de Movilidad propuesto por Salvador Rueda, pero fue arrinconado por el nuevo gobierno municipal del Partido Popular. Suele pasar con esa gente. Pero la noticia urbanística de Barcelona hoy se difunde en los mejores medios de comunicación europeos (no en los españoles). En nombre de los ciudadanos europeos, gracias Salva.